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martes, 26 de abril de 2011

Verena Stolcke

En esto del trabajo académico, (y cuando digo trabajo académico me refiero al trabajo de alumno, por supuesto, no a otra cosa), he tenido que estudiar un ensayo de una antropóloga que se llama Verena Stolcke. Las tesis de la antropología son tremendamente interesantes. La antropología nos ayuda a conocer las culturas humanas, cómo funcionan y cuáles son sus bases. Esto, que en principio parece un tema puramente académico tiene unas implicaciones prácticas muy interesantes.
Las teorías críticas de la sociedad que se desarrollan a partir del siglo XIX, basan sus análisis en las ciencias sociales, la economía y el conocimiento de la historia. A partir de éstas formas de conocimiento y ayudados por el trabajo filosófico se elaboraron teorías como la del alemán Karl Marx que tuvieron una incidencia enorme en la sociedad, hasta que su fracaso fue manifiesto y tuvieron como consecuencia dejar a la propia sociedad a la que sirvieron desasistida de doctrinas que ayudaran a analizar la realidad y sobre todo pudieran servir para cambiarla.
El trabajo antropológico es más discreto pero sus efectos son más interesantes a nivel teórico y a nivel práctico. La antropología estudia las sociedades humanas desde todos los puntos de vista, (se dice que es holística), y por ese motivo alcanza una mayor comprensión de los problemas humanos. Por poner un ejemplo, la teoría clásica de la sociología de izquierdas viene a decir que la explotación del hombre por el hombre se basa en el estado y que tiene su origen en la aparición de la propiedad privada, propiciada por la organización de la sociedad con base en la familia: Frederick Engels (El origen de la familia, la propiedad privada y el estado). El fracaso de estas teorías reside en que tienen una base teórica muy limitada, a diferencia de lo que sucede con la antropología, que estudia los problemas desde todas las ópticas (sin olvidar los análisis sociológicos o económicos) pero profundizando en la psicología y las relaciones culturales para descubrir dónde está la clave de lo que está sucediendo. Los antropólogos modernos cuando analizan las causas de la estratificación humana en clases sociales, distinguen la aparición de la propiedad privada de una serie de sucesos culturales más interesantes como fueron la aparición de mercados formadores de precios, que son una excepción cultural y que acabó con la existencia de otras “formas de integración” anteriores como el intercambio, la redistribución o la existencia de mercados pero a precio fijo y no fluctuante (Karl Polanyi). Quiero decir que el análisis antropológico, pese a no ser tan experto a nivel económico, alcanza una mayor dimensión teórica por su amplio punto de vista, holístico.
Volviendo a Verena Stolcke quiero decir que he tenido conocimiento de ella a partir de leer un ensayo con el explícito título de “¿Es el sexo para el género lo que la raza para la etnicidad… y la naturaleza para la sociedad?” En este ensayo Stolcke, que parte de un punto de vista centrado en los estudios de género o, por decirlo más claramente, desde posiciones feministas, tiene unas implicaciones que van más allá de la propia lucha del sexo débil por alcanzar el pleno reconocimiento de sus derechos en nuestra sociedad. Denuncia Stolcke la manipulación que se ha hecho al procurar verdades que son sociales o culturales que son presentadas como realidades de base biológica. Algo parecido a lo que en ética se conoce como la falacia naturalista: sacar conclusiones morales de realidades lógicas. Podríamos hablar en ese sentido de una falacia biológica, como la que se produce al decir que las mujeres ocupan una posición inferior en la sociedad porque son más débiles y es su biología la que hace que desarrollen determinados roles, diferentes a los realizadas por los hombres.
Tras la II Guerra Mundial, los desastres producidos por la ideología racista, llevaron a los biólogos a establecer de forma clara y determinante que en la especie humana no hay razas, dejando sentadas dos cosas:
- El hecho de que existan diferencias fenotípicas, como un diferente color de piel, no llegan a suponer la existencia de razas.
- Ningún grupo humano está dotado de mejores condiciones morales que otro ni tampoco de un mayor nivel de inteligencia.
Raza es una palabra de base biológica, mientras etnicidad, tiene un origen cultural. Por eso hoy día se habla de grupos étnicos  y no de razas, que en rigor no existen.
De forma parecida, afirma Stolcke, el género es una construcción cultural, distinta del sexo que es una situación biológica y, a su vez, distinta de la sexualidad, que es una opción personal de cada uno. La mayoría de las diferencias existentes entre hombres y mujeres están basadas en razones de género, sólo las que tienen que ver con la reproducción tienen una base biológica. En un momento dado, afirma la antropóloga que igual que se justifican diferencias entre personas en base a razones de género o étnicas, podrían basarse en razones como la altura de las personas, que serían igual de ridículas.
En definitiva, pese a que uno no defienda (ni deje de defender) la lucha feminista, por razones biológicas, es decir, por no ser mujer, si estoy de acuerdo con ella y, desde una posición más amplia, estoy de acuerdo con las teorías que tratan de explicar la manipulación a que sometemos nuestra cultura para justificar la existencia de estratos de clases claramente diferenciados en los que unas personas viven como reyes, otras no llegan a fin de mes y, lo que es peor, muchas se mueren por no tener los más elementales medios de subsistencia.
La mentalidad liberal en que se basa el capitalismo económico hace residir las diferencias de clase en asuntos como el género o el grupo étnico para justificar que algunas personas no alcancen los medios económicos con el mismo éxito que otras. He llegado a escuchar argumentar que la categoría moral de las personas humildes no es comparable a la categoría moral de las personas de clase media o alta. En realidad es algo que dan por hecho muchas personas, aunque las más inteligentes se lo callen para no quedar mal.
Por todo ello, la presencia de personas como la profesora Verena Stolcke es imprescindible para cribar nuestro pensamiento de basura.
He encontrado un video en el que la Universidad Autónoma de Barcelona, que ha tenido la suerte de contar con su magisterio durante años, hace un homenaje a la profesora con motivo del día de la mujer.
Hay partes del video que están en catalán, pero creo que se entiende. Yo, que no sé catalán, lo he entendido en su práctica totalidad, así que no será tan difícil si se pone un poquito de voluntad y otro poquito de tolerancia lingüística y cultural.

Podeís verlo AQUÍ, pues no me deja meterlo en este blog:

http://youtu.be/3Qj8JaT6zqA

3 comentarios:

Félix Portillo dijo...

Me gusta pasear, casi a diario, por entre "todas las cosas" y, como es natural unos días aprendo más que otros, hoy es uno de ellos.
Gracias Manolo.

manuel larios dijo...

Me parece que aquí he metido demasiado rollo. Pero siempre digo que lo bueno de un blog es que no le obligas a nadie a leerlo. Si te parece bien lo lees y si no, a otra cosa y ya está.
Gracias por el comentarioo.
Saludos.

manuel larios dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.