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lunes, 20 de diciembre de 2010

Silenciosas mayorías.

Que las informaciones aparecidas en El País y otros cuatro periódicos mundiales sobre las filtraciones que WikiLiaks ha obtenido de la diplomacia imperial no hayan levantado ampollas tiene muchas lecturas, pero no me cabe duda de que una de ellas es la de que la C.I.A. tiene que sentirse orgullosa de los resultados obtenidos. Es verdad que toda la diplomacia americana es una chapuza, que a estas alturas ya no es capaz de hacer una lectura lúcida de la realidad de ninguna de las regiones del mundo, pero nadie les puede negar que los países que no son neutralizables con una cómoda invasión están siendo neutralizados con el adormecimiento generalizado en que se encuentra nuestra arrogante cultura occidental. Situación que viene deliberadamente impuesta por quien ostenta el poder en el mundo. Refiriéndonos sólo a los titulares que tal día como hoy aparecen en la prensa, podemos decir que, ni de lejos, puede compararse la gravedad de hechos como el que denuncia el famoso entrenador del Madrid, cuando “pide a los dirigentes que combatan los fallos de los árbitros”, con noticias tan intrascendentes como que “el material nuclear circula sin control en el corazón de África”, o que “poco separa a Al Qaeda del material (radioactivo) del Yemen”. Es decir rollos de la política que no interesan a nadie. En otras épocas históricas, por ejemplo antes de 1980, la aparición de las filtraciones famosas hubieran sido un cataclismo para la potencia imperial y sus sufridos aliados. Hoy día, apenas si levantan cierta polémica por la lucha mediática entre periódicos: El Mundo diciendo que las filtraciones son una tontería y El País defendiéndolas, que para eso es el que las publica, (con la evidente intención de aumentar sus ventas, por supuesto). Llegados a este punto uno tiene que reconocer que, si bien no comulga con muchas de las líneas de pensamiento que viene defendiendo el periódico, hay un mínimo de honestidad periodística que distancia a El País del resto de la prensa escrita (1).
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Dado que “las mayorías silenciosas” han hecho honor a su nombre y caído en el deshonor de incumplir su obligación moral, los extremistas de derechas campan a sus anchas por la prensa norteamericana pidiendo “la ejecución” del máximo promotor de las filtraciones. Pero esta minoría de descabezados no sólo se han hecho con los medios, si no que, pasando a la acción, están consiguiendo que se procese al Mensajero con la maniobra de unos supuestos delitos sexuales en un tercer país sin que pase nada, (o casi nada). ¿Cómo es posible que un máximo representante del sistema político de la mayor potencia del mundo, (por otro lado adalid de los derechos humanos hasta el extremo de invadir países para defender esos derechos), sea capaz de salir por la televisión diciendo que hay que ejecutar al responsable de la página web que publicó las filtraciones? ¿Cómo es posible que las silenciosas mayorías se queden de brazos cruzados ante unos hechos que les parecen muy complicados de analizar? Son complicados porque sacan a la luz las verdades del barquero.
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¡Claro que sabíamos lo que hacía la diplomacia americana!, pero es que ahora se ha demostrado con documentos internos y eso no es cualquier cosa.


(1) Por ejemplo, el periódico siempre ha defendido al gobierno socialista, pero cuando aparecieron cosas como lo de los GAL fueron los únicos que denunciaron sistemáticamente la guerra sucia, mientras el resto de la prensa conservadora callaba a la espera de que pudieran acabar a tiros con los terroristas de ETA. Aunque lo que ha quedado para la posteridad ha sido la algarabía que todos conocemos contra el GAL cuando comprendieron que eso podía ayudar a derribar a González, ahí están las hemerotecas para demostrar lo que digo: que casi sin excepción sólo El País levantó su voz contra el gobierno por el caso GAL cuando aquellos chapuceros terroristas de estado estaban aún activos.

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