El pasado domingo, el New York Times ofreció un artículo de
Jim Yardley sobre la permanencia del franquismo en la España actual y la lucha
de la oposición al régimen para conseguir llevar a los antiguos torturadores a
prisión. Dado el interés y la actualidad del artículo, mostramos aquí una
traducción a vuela pluma de este.
MADRID - José María Galante era un estudiante universitario
de izquierdas cuando estaba esposado en el techo de una cámara de tortura en un
sótano, con su cuerpo colgando al aire. El inspector de policía se reía y se burlaba de él al hacer poses de artes marciales antes de patear y golpearle en la cara y en el pecho repetidamente.
El hombre que según el Sr. Galante le torturaba era un matón
infame de la dictadura franquista en la década de 1970, más conocido como Billy
el Niño por su costumbre de hacer girar su pistola en el dedo índice. Así que
el Sr. Galante se sorprendió el año pasado cuando encontró a ese hombre, que
vive en un apartamento espacioso a menos de una milla de su propio barrio, en
el centro de Madrid.
"¿Cómo me sentí cuando lo vi por primera vez? Te
tenemos, hijo de puta", dijo el Sr. Galante, quien agregó:" Estoy de
acuerdo con la idea de la reconciliación. Pero no se puede cerrar página.
Hay que leer esa página antes de cerrarla. "
Esta semana, el Sr. Galante piensa volver a ver a Billy el
Niño, cuyo verdadero nombre es Antonio González Pacheco. Esta vez, será en una
audiencia en el Tribunal Supremo de España, donde el Sr. Galante y otras
víctimas están, por primera vez, tratando de procesar al Sr. Pacheco en un caso
que reabre el doloroso pasado franquista del país y amenaza el pacto político
que ayudó a España en su transición de la dictadura a la democracia.
La transición democrática de España ha sido una causa de
orgullo nacional, un período que vio a los rivales políticos llegar a
compromisos para permitir que el nuevo país emergiera. La nostalgia del pueblo respecto
a ese espíritu político ya perdido fue evidente el mes pasado en la muerte de
Adolfo Suárez, el primer ministro que guio al país en esos primeros años.
Pero el gran acuerdo que permitió esta transición fue
complicado. Después de la muerte de Franco en 1975, una ley de amnistía
absolvió a todos (a los izquierdistas y a la derecha franquista) y animó a una
especie de olvido colectivo en nombre de la reconciliación. La creencia era que
España podría prosperar sólo mirando hacia el futuro, no al pasado.
Para las víctimas como el Sr. Galante, esto significó que la
puerta de la justicia se cerrara de golpe. Durante más de 40 años, los
tribunales españoles se han negado a analizar estos casos, citando la ley de
amnistía. Así que el Sr. Galante y otros han llevado sus quejas a la Argentina,
invocando el principio legal de la jurisdicción universal en las que
determinados crímenes, por su magnitud, trascienden las fronteras. Un juez
argentino busca ahora la extradición del Sr. Pacheco y otra persona acusada de
tortura. La comparecencia del Sr. Pacheco el 10 de abril en Madrid es para
decidir si se concede la petición.
Tribunales españoles suelen ser reacios a extraditar a
ciudadanos españoles. Pero sea cual sea el resultado, el caso argentino está resucitando
viejos demonios en España. Los críticos dicen que España debe hacer frente a su
pasado e incluso hacer a un lado la ley de amnistía. Otros advierten que ello
podría dar lugar a una serie de acciones judiciales, que alcanzarían incluso a
la élite del país.
Hoy en día, la política española, los negocios y la justicia
aún se mezclan con personas que tienen vínculos directos o indirectos con el
régimen de Franco. La semana pasada, un abogado de las víctimas pidió al juez
argentino que presentara cargos contra cinco ex ministros de la época de
Franco.
"No creo que eso fuera bueno para el país", dijo
Ramón Jáuregui, parlamentario del Partido Socialista en la oposición, que se
opuso a Franco durante la década de 1970, pero que se resiste a romper el pacto
de amnistía. "No sabemos dónde comienza y donde termina. Si tenemos a
alguien que era un torturador en 1970, ¿por qué no vamos a perseguir después a
algunos ministros de los gobiernos de Franco que todavía están vivos? ¿Por qué
no a los jueces? ¿Dónde ponemos el límite? "
El Gobierno de España se enfrenta incluso a la creciente
presión de las Naciones Unidas. Pablo de Greiff, un investigador especial de Naciones
Unidas, dijo que España "se quedó atrás" respecto a otros países
europeos al enfrentarse a su pasado reciente. Dijo que el gobierno de España había
hecho muy poco para ayudar a las víctimas del franquismo, y recomendó la
anulación de la ley de amnistía para que los juicios puedan seguir adelante, ya
sea en Argentina o en España.
"Algunos problemas no desaparecen," El relator
especial para la promoción de la verdad, la justicia, la reparación y las garantías
de no repetición de la ONU, dijo en una entrevista. "Las personas no
pueden ser ignoradas. La gente, como es lógico, no se olvida".
Franco fue contemporáneo de Hitler y Mussolini, aunque su
dictadura duró hasta la década de 1970 y su legado es más complicado, y contestado.
No muy lejos del apartamento del Sr. Pacheco, la Fundación Nacional Francisco Franco sirve de
guardián de la herencia franquista. La pequeña oficina es como una máquina del
tiempo de la dictadura: Retratos de Franco cuelgan de las paredes, mientras que
una pequeña pantalla anuncia recuerdos de Franco: como camisetas y otros.
"Desde los Reyes Católicos, Franco es quien ha estado
en el poder por más tiempo, y con el apoyo más popular", dice Jaime
Alonso, portavoz de la fundación y el segundo al mando. "Él tuvo un gran
apoyo popular hasta su muerte, pese a lo que afirme la propaganda."
El Sr. Alonso, abogado, argumenta que Franco no era un
dictador y se burla de pruebas como los trabajos forzosos y las atrocidades de
la posguerra. "Lo sucede ahora está producido por la necesidad que la
izquierda tiene de deslegitimar la historia",
La mayoría de los historiadores coinciden en que Franco dirigió
un régimen que pisoteaba las libertades civiles y a menudo gobernaba mediante
el uso del miedo y la impunidad.
Durante varios años, las asociaciones privadas dirigidas por
los descendientes de las víctimas franquistas han presionado para la exhumación
de fosas comunes de la Guerra Civil española y la dictadura. En los últimos
años, se reveló que miles de niños fueron secuestrados a familias republicanas
y colocados en instituciones o adoptados por familias leales a Franco.
La controversia también rodea el Valle de los Caídos, el colosal
santuario situado en la cima de la montaña donde Franco está enterrado junto a
otras 30.000 caídos. Franco llamó al santuario el símbolo de la reconciliación.
Pero los investigadores dicen ahora que algunos de los enterrados son soldados
republicanos que fueron puestos allí sin que sus familias fueran notificadas.
En 2008, el juez Baltasar Garzón, magistrado conocido por su
afán de fomentar la controversia, abrió una investigación para aclarar los
crímenes de lesa humanidad acaecidos durante la época franquista. A los dos
años, la investigación del juez Garzón fue cerrada después de que un grupo de
extrema derecha, representada por D. Alonso de la Fundación Franco, presentara una demanda acusándolo de excederse en su
autoridad judicial.
Finalmente, el Tribunal Supremo de España lo expulsó de la judicatura
después de descubrir que había utilizado escuchas ilegales en un caso diferente,
una decisión que sus partidarios dicen que fue por motivos políticos. "En
mi caso, fue un claro ejemplo de lo que se llama matar al mensajero", dijo
el juez Garzón en una entrevista. "Lo que no entiendo es que, sí, la
transición fue muy bien, en aquel momento. Pero ellos no entienden que ahora,
el gobierno no está permitiendo el acceso a la verdad, a la justicia".
Uno de los abogados del caso Pacheco, Carlos Slepoy, dijo
que las autoridades españolas han tratado de desmontar el proceso abierto, incluso
cuando en las embajadas argentinas en todo el mundo se estaba tomando ya declaración
a muchas personas. Grupos de víctimas españolas han viajado a Argentina para
ofrecer su testimonio.
"En un principio, fueron dos familias y algunas organizaciones
de derechos humanos los que pusieron en movimiento el asunto," dijo el Sr.
Slepoy. "Ahora, hay 350 demandas, innumerables declaraciones y un gran
movimiento de apoyo popular".
Ángel Llorente, un alto funcionario del Ministerio de
Justicia de España, dijo que el Gobierno estaba cooperando con el juez
argentino, y que ha permitido que el proceso de extradición continuara. no pudimos
contactar con el Sr. Pacheco y sus abogados para comentar esto, a pesar de los
repetidos esfuerzos. No ha hecho declaraciones sobre las acusaciones de tortura
en su contra.
El Sr. Galante, el hombre que acusa al Sr. Pacheco de torturas,
ya ha declarado en Argentina sobre sus experiencias en la década de 1970, un
período en que los abusos de la dictadura supuestamente habían terminado. Fue
detenido varias veces por protestar y pertenecer a un sindicato estudiantil
antifranquista ilegal. Estando en prsión, dijo el Sr. Galante, fue golpeado en
los genitales y sometido a una forma de ahogamiento simulado.
"Billy el Niño tenía tal sensación de impunidad ",
dijo, "que nunca pensó que fuera a ser atrapado. No le interesaba la
obtención de información, él sólo quería golpear a la gente".
El año pasado, el Sr. Galante y otros comenzaron su búsqueda.
Descubrieron que había fundado una empresa de seguridad privada. Más tarde, un
contacto facilitó una copia de su número nacional de identidad, que les ayudó a
descubrir que había competido en el maratón de Nueva York y en una media
maratón de Madrid.
Por último, encontraron su dirección, no muy lejos del
Estadio Bernabéu, el del equipo de fútbol Real Madrid. "Hicimos lo que
solía hacer con nosotros: Un grupo de nosotros permanecería en el barrio, y si
lo veíamos, lo seguiríamos", dijo. "La primera vez que lo vimos,
estaba corriendo. Tuvimos que fingir que corríamos nosotros también. "
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