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lunes, 29 de septiembre de 2014

Fronteras de la memoria.

18 DE SEPTIEMBRE.

Argelés sur Mer fue testigo de muchas de las vicisitudes que la derrota supuso para los republicanos españoles, pero no es el único sitio de esta tierra de frontera que ha dejado su huella en el recuerdo. Siempre quise visitar la playa de Argelés, por razones familiares, pero también quería aprovechar el paso por estas tierras para ser testigo de otros recuerdos.





Cuando a finales de enero de 1939 Antonio Machado hizo el camino del exilio acompañado de un grupo de escritores e intelectuales que le acompañaban dado que su estado de salud era muy malo, tuvo que hacer parada en un hotel de Collioure, la localidad costera que se descuelga desde los últimos cerros del Pirineo hasta el Mediterráneo. El 22 de febrero moría el poeta y era enterrado en el cementerio de la localidad, gracias a la generosidad de los vecinos, al igual que su madre, que moría unos días después.
Cuando llegamos a Collioure y aparcamos el coche, tomamos un camino que nos lleva al centro del pueblo y lo primero con lo que nos topamos es con el antiguo cementerio que está perfectamente integrado en el casco antiguo. La tumba del poeta está al frente de la entrada. Es una tumba sencilla pero digna, en un sitio privilegiado, si puede decirse tal cosa. La tumba siempre tiene flores y cariñosos recuerdos de España. Luego, en la oficina de turismo, comprobamos que el plano turístico de Collioure señala con mucha claridad la última morada de Antonio Machado. También en Argelés, en cuanto que pedimos información sobre el campo español nos dieron todo tipo de detalles, de manera que aún nos quedaron por ver algunos de los sitios que nos recomendaron, como un memorial del campo, que es un centro de interpretación donde se documenta todo lo que se conoce sobre el tema. Quiero decir con esto que hay que agradecer a los vecinos actuales de la zona su solidaridad con los demócratas españoles que va más allá del reconocimiento que se les ha hecho aquí en su propia patria.  
Después visitamos la localidad de Collioure y tuvimos la agradable sorpresa de descubrir una villa costera espléndida. Calles pintorescas llenas de alegres colores al sol del Mediterráneo, caminos urbanos que vierten hacia el mar, abundantes comercios de artesanía, que sirven de entretenimiento al descanso de un buen número de jubilados europeos y, en esta época del año, un número ya limitado de familias de vacaciones y demás turistas.





Seguimos el camino de la costa hacia España, a través de Port Vendres, Banyuls-sur-Mer y Cerbere. Una costa escarpada, con carreteras que serpentean sobre los acantilados mediterráneos y que termina en la frontera española en Portbou. Antes de nada, buscamos un sitio donde comer, por fin, comida española: sepias, calamares, anchoas; todas esas cosas que llevamos dos semanas sin probar. Hablamos un buen rato con el dueño del local, (en ese tiempo tampoco hemos hablado español largo y tendido con nadie), y en cuanto que le insinuamos algo enseguida se percata de lo que buscamos y nos dice: Walter Benjamin. En efecto, venimos buscando los restos de memoria del filósofo judío berlinés, uno de los fundadores de la escuela de Frankfurt, junto con T.W. Adorno. La misma escuela de Marcuse, Erich Fromm, y actualmente de Jürgen Habermas y Karl-Otto Appel. Walter Benjamin huía de la presión nazi atravesando Europa hasta llegar a Francia. Cuando los nazis empiezan a tomar el país se escapa por la frontera hacia España y se hospeda en un Hotel de Portbou para intentar huir a EE.UU. donde le esperan Adorno y otros compañeros, cómodamente instalados en buenas universidades americanas. Sin embargo la Guardia Civil detecta su presencia y empieza a seguir sus pasos. Benjamin sospecha que le quieren devolver a Alemania y preso del pánico se suicida con una sobredosis de morfina.
La Generalitat de Catalunya en colaboración con la República Federal Alemana ha financiado la creación de un lugar de memoria, encargánole al artista israelí Dani Karavan la realización del mismo. Dice un cartel allí existente: “Las circunstancias posteriores a la muerte de Walter Benjamin han contribuido a una cierta mitificación de su figura. El doctor Vila que certificó su muerte la inscribe literalmente como “Benjamin Walter”, alejándose así de cualquier parentesco y relación judía. Benjamin es enterrado a toda prisa en el cementerio católico, en el nicho 563. Nicho que durante 5 años, ha dejado pagado Henny Gurland. Pasados esos 5 años los restos de Walter Benjamin son depositados en la fosa común del cementerio de Portbou, honrado de esta manera, desde la incosciencia, la memoria de aquel que había dicho: “la historia no es solo una historia de los triunfadores, los dominadores, los supervivientes, es primariamente la historia del sufrimiento del mundo”. Son estos los seres anónimos, privados del nombre y la memoria, los que sustentan la historia. El memorial “Passatges”, del escultor Dani Karavan, invoca directamente la experiencia del dolor y permite rememorar el profundo sentido de la tragedia que va asociado a la experiencia del exilio. El cementerio de Portbou fue visitado en octubre de 1940 por la filósofa Hannah Arendt, amiga personal de Benjamin, quien poco tiempo después escribió: “el cementerio da a la bahía, directamente sobre el Mediterráneo, está tallado en la piedra y se desliza en el acantilado. Es uno de los lugares más fántasticos y más bellos que he visto en mi vida”.

La obra de Dani Karavan no es algo para contemplar, es un lugar de experiencia. Uno se acerca a ella y se encuentra con una especie de túnel de sección rectangular construido en acero corten que está inclinado hacia el mar. Un poco más adelante se comprueba que el final del túnel es una zona de mar convulsa, donde las olas rompen contra unas piedras. La primera impresión es que se trata de una rampa que podemos pisar y por la que vamos a caer al mar. La situación nos sobrecoge. Hasta que nos damos cuenta, al dar unos pasos, de que la rampa es en realidad una escalera y, un poco después, de que al final del túnel hay una luna que impide que nos caigamos al mar. Pero la sensación de hundimiento la hemos experimentado ya. Descendemos lentamente los escalones de acero y nos vemos inmersos en un túnel que conduce al abismo. Poco después de experimentar esta agobiante sensación, la tapa superior del túnel desaparece y vemos el cielo azul mediterráneo, (en aquel momento entreverado de nubes). Seguimos avanzando hacia el cristal que nos separa del abismo y nos damos cuenta entonces de que tiene grabadas unas palabras del filósofo en alemán en lo alto de la luna, y su traducción al catalán, castellano, francés e inglés: “Es una tarea más ardua honrar la memoria de los seres anónimos que la de las personas célebres. la construcción histórica se consagra a la memoria de los que no tienen nombre”. O para ser más exactos: “Schwerer ist es, das Gedächtnis der Namenlosen zu ehren als das der Berühmten. Dem Gedächtnis der Namenlosen ist die historische Konstruktion geweiht.”
Según el esquema que aparece en la explicación del monumento, éste está formado por los siguientes elementos: 1 Remolinos, olas, rocas. 2 Corredor (nosotros lo hemos llamado tunel). 3 Olivo. 4 Plataforma. A Nicho de Walter Benjamin (número 563, que alojó sus restos de 1940 a 1945). B Placas conmemorativas.
Tenía razón Hannah Arendt, aquí están bien enterrados sus restos mortales.


Argelés sur Mer



17 DE SEPTIEMBRE.

“Aquí, en la playa, sucedió uno de los acontecimientos más trágicos de la historia de Argelés. Durante el invierno de 1939, las autoridades francesas acondicionaron al aire libre sobre la arena un campo de concentración destinado a alojar a miles de refugiados republicanos españoles que huían de la guerra y del régimen militar de Franco cruzando los pasos de los Pirineos. Un número ingente de hombres, mujeres y niños, privados de todos sus bienes, fueron conducidos a la costa y acomodados en campos improvisados en los que esperaron para su evacuación a otras zonas de recepción. Aregles sur Mer fue la primera playa en recibir a los exiliados. El campo, rodeado de alambradas, se extendía desde el actual Hôtel du Lido hasta el Camping Roussillonnais. Pero muy pronto, las autoridades, desbordadas por el gran número de personas que iban llegando, decidieron crear otros campos en las arenas de la playa de St-Cyprien y Le Barcarès.
Hoy, residencias y viviendas han tomado el lugar de los barracones, no quedando trazas del “Campo Español” actualmente. Solamente la Estela erigida a la altura del Hôtel du Lido y el cementerio situado al lado de la Avenida de “la Retirada” recuerdan el lugar que ocupó el campo de concentración.”
Esto es lo que dicen los carteles explicativos colocados en el lugar que ocupó el campo de concentración de Argelés.
En la mencionada estela, por su parte está escrito el siguiente texto que traemos junto con su traducción al castellano:
 A la mémoire des 100.000 Républicans Espagnols, internés dans le camp d'Argelès, lors de la RETIRADA de Février 1939. Leur malheur: avoir lutté pour défendre la Démocratie et la République contre le fascisme en Espagne de 1936 à 1939. Homme libre, souviens toi.
(En recuerdo de los 100.000 republicanos españoles, internados en el campo de Argelès, tras la RETIRADA de febrero de 1939. Su desgracia: haber luchado para defender la Democracia y la República contra el fascismo en España de 1936 a 1939. Hombre libre, recuérdalo.)





El área que ocupaba el campo no tiene ni un kilómetro de largo y aquí estuvieron internados durante meses ¡100.000 personas! El área que se menciona en los textos (Entre el actual Hotel Lido y el camping Roussillonnais), con el ancho que se ve en la imagen del Google Earth tiene unas 20 hectáreas que son 200.000 m2. Lo que quiere decir que cada persona tenía un espacio dentro del campo de unos 2 m2. Tal vez el campo tuviera un ancho algo mayor de lo que ahora tiene la playa, pero en todo caso estaban realmente hacinados, como por otra parte se observa en las fotos que se conservan, en las que siempre se ve una multitud de gente. Construyeron cerca un cementerio porque allí se morían con una frecuencia muy superior a lo que sería normal en una población como aquella. Además eran obligados a entrar en el campo y no tenían ningún estatus legal. Estaban vigilados constantemente por guardias argelinos y senegaleses, no fuera a ser que si los vigilaban franceses acabaran congeniando con los prisioneros.
Mi padre contaba que al cabo de unas semanas empezaron a descargar en el campo camiones de palos y tablas con los que los prisioneros se construyeron barracones para protegerse. Las condiciones sanitarias no eran ni mínimamente aceptables.
El comportamiento del gobierno francés fue infame. Lo pagó caro el país cuando los nazis les derrotaron.



Arles.














































16 DE SEPTIEMBRE
Después de desayunar y prepararlo todo nos montamos en el coche para tomar el camino de Arles pero el coche no quiso ir. Al girar la llave para encender el motor hizo un extraño. La segunda vez que giré la llave ya no hizo nada. La suerte fue que Bruno, uno de los miembros de la familia que regenta el camping de Monplaisir, (uno de los mejores que he conocido en toda Europa), se ocupó durante todo el resto de la mañana de solucionar el problema eléctrico que padecía mi fiel Toyota, que, en contra de lo que nos había parecido en un primer momento, consistía simplemente en que la batería se había acabado.
A la hora de comer (sobre la 1 del mediodía) llegamos a la oficina de turismo de Arles. La Plaza de la República es un conjunto impresionante de edificios que comprende el Ayuntamiento neoclásico, la Iglesia de Santa Ana, la portada románica de Saint-Trophime, el claustro de Saint-Trophime y el resto del rectángulo ocupado por un conjunto de edificios burgueses con una arquitectura magnífica. El conjunto de San Trófimo está catalogado como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y tiene un pórtico occidental que es una maravilla del arte románico. Las naves de la iglesia, (ocupadas en aquel momento en dar cobijo a una extraña ceremonia) y el claustro son magníficos. Todo el barrio antiguo es un conjunto de caserones barrocos y arquitecturas pintorescas. Después de descansar un poco en el Jardin d’Eté, nos topamos con el teatro antiguo: una forma curiosa de denominar a todo un teatro romano; y casi pegado a él la rotonda apretada de construcciones que forman la plaza en la que está el anfiteatro, también romano, de Les Arenes.
La fundación Van Gogh, un moderno edificio de vivos colores, estaba cerrada ese día, pero se podía ver cerca de allí en la Plaza del Foro el café amarillo que pintó el holandés en la ciudad y que es tan conocido. Por cierto, en esa plaza se puede ver en una esquina un edificio que conserva la columna y el tímpano de un templo romano integrado en su construcción y que formó parte del foro romano que le da nombre. Hay un museo el Musée Réattu, que dice alojar “la donation Picasso”, pero no entramos a verlo, la avería de la mañana nos había limitado el día. Sí entramos en las Termas de Constantino, construcción romana que se ha conservado muy bien, con muros de piedra y verdugadas de ladrillo, con arcos y bóvedas de ladrillo que muestran la maestría romana en el arte de construir. Me llamó mucho la atención los cortes en los que se podían ver los materiales con que hacían los suelos. Soleras complejas de diferentes materiales según las circunstancias tal como lo describen los libros de Vitrubio sobre arquitectura y construcción romanas.
Me gustaron mucho las calles y plazas del viejo Arles. Habrá que volver por allí si se puede. 

viernes, 26 de septiembre de 2014

Pequeños sitios con encanto en la Provenza.





15 DE SEPTIEMBRE.
El lunes decidimos realizar la aplazada visita a Baux en Provence esperando hacerlo de forma más tranquila, pero fue inutil: había tanta gente como el sábado. En Francia hay algunas ciudades (o ciudadelas) que son algo así como ciudades-museo. Sucede en el famoso Mont Saint Michael, sucede en Carcasonne y en muchas otras. Se presentan ante el turista como una ciudad viva (vivida), pero en realidad su único fin es ese: servir al mercado del turismo como una oferta comercial de consumo. Paseas por la ciudad-museo como si estuvieras en una auténtica ciudad, como si los comercios existentes en planta baja fueran la antesala de las viviendas que habrían de ubicarse en las plantas superiores, pero a poco que uno se fije, se percatará de que en las plantas superiores no hay nada, no tienen ningún uso. Están vacías y sólo están restauradas las fachadas y la cubierta.
A pesar de lo dicho, es hermoso visitar estos vestigios amortajados del pasado. Lo primero que sorprende de Baux es el paisaje magnífico de la campiña que se extiende a los pies de la ciudad: viñedos, olivares, las marcas verticales de algunos cipreses, se mezclan con zonas de monte bajo, frutales y algunos cultivos. Toda esta campiña, nos informan, está protegida por la normativa local que impide que se realicen construcciones o que se coloquen en ella elementos industriales que transformen la visión idílica del terreno. La ciudadela, a pesar de estar cuajada de comercios para los turistas, es hermosa, pero se impone visitar el castillo que se sitúa en lo alto del promontorio sobre el que se apoya. El castillo es una curiosa convinación de construcciones grandiosas y salas excavadas en la propia roca del promontorio. No obstante, se ha perdido gran parte del mismo, suponemos que por alguna guerra o por el abandono sufrido durante años. Por la tarde visitamos el museo dedicado Yves Brayer, un pintor local bastante interesante, especialmente en sus incios en los años de las vanguardias de entreguerras. Después se hizo más convencional, seguramente asegurándose un binestar que le permitiera vivir de su oficio. Además se podía ver una colección de esculturas de animales que al pintor le gustaban mucho y que fue adquiriendo a un grupo numeroso de escultores. Cuando se abandona Baux subiendo por las montañas bajas de los Alpilles y se divisa el pueblo desde la lejanía, las construcciones y los roquedos se confunden, como si el pueblo y su castillo hubieran surgido de la propia montaña.
De vuelta, hacemos una parada en el pueblo donde nos alojamos, Saint-Rémy de Provence. Primeros visitamos las ruínas que existen a las afueras, en el Sitio Arqueológico de Glanum, donde se sitúa el origen romano de la localidad. Entre los restos allí existentes destacan un mausoleo de los Julios y un Arco del Triunfo.
Después, ya en el pueblo, damos una vuelta por la parte antigua hasta que buscamos descanso en la terraza de una cervecería, una típica cervecería francesa con toda la fachada del local abierta al exterior. Al ir hacia el coche empieza a llover. Lo hará toda la tarde de forma tempestuosa. 

jueves, 25 de septiembre de 2014

Nimes, la romana.





14 DE SEPTIEMBRE. 
Ponemos en el navegador la dirección de la oficina de turismo de Nimes y nos dirigimos a la ciudad, hacia la parte que está entre el casco antiguo, los canales y los Jardines de la Fontaine. Como ciudad romana que fue, Nimes conserva algunos elementos de un magnífico foro: las murallas y torres, la arena (anfiteatro) y la Maison Carrée, que no es sino un templo. Nos dirigimos hacia éste y llegamos enseguida a la magnífica plaza que fue adaptada en los años ochenta por Sir Norman Foster, el famoso arquitecto inglés. Magnífica adaptación que ofrece un espacio amplio y limpio en el que se ubica el templo romano, unos bordes formados por casas burguesas de la capital de provincias que es Nimes y un moderno edificio del mismo Foster que se levanta valiente frente al edificio romano sin entrar en contradicción con él, a pesar de los cambios estilísticos y de su sincera construcción moderna que no comete la hipocresía de querer imitar a los clásicos. Dicen que el templo es el mejor conservado de los que construyó el impero. Pues lo será.
Nos introducimos en el entramado de calles según nos indica el plano turístico que no has facilitado en la Office de Turisme, y pasamos por lo que fue una inmensa iglesia barroca que fue secularizada en la época de la revolución y por unas manzanas que conservan edificios de viviendas de los siglos XVII y XVIII. Pasamos la plaza del Teatro, (en obras de restauración), la plaza del reloj y el antiguo mercado, convertido en centro comercial, para dirigirnos después hacia la catedral de San Castor, que sufrió con el resto del país las desdichas de las guerras de religión en la época moderna y que fue destruida y reconstruida varias veces. Siguiendo el itinerario pasamos por edificios renacentistas, por una iglesia barroca de los jesuitas en el más puro barroco romano y vamos a dar a la amplia zona que rodea la arena de Nimes, un anfiteatro que dicen que albergaba a 23.000 personas y que hoy día es, ni más ni menos, que la plaza de toros de la ciudad. Se puede comer en la Plaza del Mercado, toda llena de terrazas que ofrecen menús para turistas, aunque nos conformamos con un ligero sandwich completo de ensalada y carne (o pescado en conserva). Cerramos el circuito por la tarde volviendo de nuevo a la Plaza de la Maison Carrée donde subimos a la terraza del Carrée D’art, (el nuevo edificio de Norman Foster junto al templo romano), para tomar un café con unas vistas magníficas desde su terraza.
Seguimos camino al gran canal, que se construyó para llevar abundante agua a la ciudad con el objeto de lavar tejidos, pues Nimes siempre estuvo dedicada a la industria textil. El tejido Denim (de Nimes) o mezclilla, que se hacía en la ciudad, utilizaba el índigo que era un colorante de Génova, conocido como Blue de Genés. Un fabricante californiano de ropa para trabajadores llamado Levi Strauss lo utilizó para fabricar pantalones cambiando ese nombre por el de Bue Jeans, denominándolos 501 por el número del envío que le había traído los tejidos Denim que compró en la ciudad francesa.
Junto al canal se encuentran los jardines de la Fountaine que se van elevando por la colina entre escaleras y barandas neoclásicas del siglo XVIII, que esconden algunos tesoros como edificios del siglo XVII y ruinas romanas tan importantes como el templo de Diana, en la parte baja del parque, y la Torre Magna, en lo alto de la colina, que era una parte de la muralla romana que el emperador Augusto había facilitado a la ciudad.

De vuelta a casa, aún nos dio tiempo de visitar el Pont du Gard (Puente sobre el río Gard), que es una construcción romana de tres niveles: el nivel inferior es un puente de 6 arcos que permite el paso de personas y cabalgaduras, el segundo nivel consta de 11 arcos y sustenta un acueducto que discurre por el tercer nivel que tiene 35 arcos de menor tamaño. Tiene 275 metros y está considerado como parte del Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. 

domingo, 21 de septiembre de 2014

Esplendor y decadencia en la Provenza.



12 DE SEPTIEMBRE.
Decidimos irnos el viernes por no hacerlo el sábado, ya que habría más tráfico y podía ser que no hubiera plazas en los mejores campings. 750 km. es una buena distancia pero está lejos del record de 1.200 km. que hemos hecho más de una vez. Pero andar por Navarra y el País Vasco es pesado porque hay mucho tráfico. Salvo los abundantes montes, el resto está muy poblado y además estas carreteras son la entrada occidental en España y hay muchos camiones. Esperábamos mejorar al entrar en los peajes francesas y así fue después de Baiona, en el País Vasco francés. Pero al llegar al Macizo Central de los Pirineos, (la zona de Tourmalet, Luz Ardident y demás), ya el tráfico aumentaba y cuando íbamos camino de Toulouse, se puso francamente pesado. Luego al llegar a la que sube por el Languedoc, el tráfico era como el de la M-30 de Madrid en horas punta. A esto hay que añadir que en las autopistas francesas no encuentro mi sitio con la caravana: los camiones va a 100 km/h., los coches a 130 y yo quiero ir a 110-120 y me cuesta mucho. Si me pongo a la izquierda voy interrumpiendo a los coches y se me pongo a la derecha tengo que adelantar constantemente y eso, con ese nivel de tráfico intenso es muy difícil. Así que cuando llegamos al principio de la Provenza y vimos el primer camping nos metimos sin más dilación. El camping era el municipal de Saint Etienne de Gres, (debe de ser el patrón de los soladores y de Porcelanosa). .
Allí unos españoles de origen ecuatoriano nos ayudaron un poco por el idioma a encontrar las cosas del camping

13 DE SEPTIEMBRE.
Visitamos el siguiente pueblo por la mañana y vimos que era mucho más agradable y además tenía ¡cinco campings! Así que decidimos instalarnos en uno de los que hay en Saint Remy de Provence, un camping magnífico, con unas instalaciones extraordinarias y que, a pesar de todo, costaba algo menos que el de Navarra. En España el vino es muy barato pero los campings son muy caros, (y en general malos).
Después de instalarnos fuimos a dar una vuelta. Llegamos a los Alpilles, unos montes de vegetación mediterránea espléndidos, con montañas de poca altura pero de una orografía muy especial. En medio de esas pequeñas montañas está Baux en Provence. Como era sábado y había mucha gente aplazamos la visita al lunes.
Siguiendo camino paramos en Maussane les Alpilles, el siguiente pueblo en el camino. En la Provenza todos los pueblos son muy agradables, con las casas antiguas bien conservadas y rehabilitadas, todo muy arreglado y lleno de cosas para que la gente viva bien y sea feliz: muchas flores en los lugares públicos, cafeterías y bares con toda la fachada abierta a la calle y terrazas espléndidas donde tomarte una buena cerveza de barril mientras contemplas la animación de la calle.
Siguiendo el camino llegamos a la Chapelle de Saint Gabriel y paramos a visitarla. Rodeada de olivares, (esta es la zona de Francia que más olivos tiene), es una construcción del siglo XII con un curioso románico que se mezcla con elementos clasicistas que no sé de qué le vienen, si de la tradición local, (toda la zona conserva muchos restos romanos), o de arquitectos italianos por la proximidad con el país.
Al final llegamos a Tarascón (patria de Tartarín de Tarascón). Es un caso típico de una localidad que cae en el abandono. No sé si la raíz de ello fue la pérdida de su actividad económica principal, o simplemente un recorte de la recaudación de impuestos locales, pero el caso es que al entrar en la ciudad se nota un abandono de lo público en las infraestructuras. En el país que mejores asfaltos tiene de Europa las calles están cubiertas de un material gastado, lleno de baches y abultamientos irregulares. Conserva los edificios históricos, pero en estado de abandono. Una gran puerta da acceso al casco antiguo. Al traspasarla aparece una hermosa ciudad barroca, pero sus casas están llenas de desconchones y óxidos. Los habitantes empezaron abandonando sus domicilios y los precios de la vivienda cayeron. Como consecuencia de ello fueron adquiridos por quienes menos tienen, que son los inmigrantes y, a continuación, los antiguos habitantes abandonaron sus casan con mayor urgencia porque no querían convivir con gentes de otras culturas extrañas. En el interior de Tarascón no se ven europeos, sólo muchachos, mujeres con velo y hombres con chilabas del norte de África y de Oriente Próximo. Este rechazo hizo que la gente se dejara llevar por los cantos de sirena de la extrema derecha. Han puesto cámaras de vigilancia en todas las calles del casco antiguo, para tener controlado el gueto. En la oficina de turismo te informan de una iglesia (bastante mediocre) y del gran castillo, que están extramuros, pero no te mencionan el casco antiguo. Para ellos no existe. Sin embargo en la plaza mayor, las mujeres francesas que regentan los comercios de por allí, tomaban una copa de champán celebrando la boda de un familiar e invitaban a los argelinos que estaban sentados en las terrazas y todos reían y hacían bromas. En el ayuntamiento había una boda mixta. La novia vestía de blanco, pero sus amigas, le hacían ese grito bereber que hacen las mujeres del norte de África. Tampoco parecía tan difícil convivir.


lunes, 15 de septiembre de 2014

Caminos de Urbasa (Navarra)

6 DE SEPTIEMBRE
A pesar de ser sábado, tuvimos que ir a Mérida a solventar un asunto administrativo por la tarde. Después salimos hacia Segovia con el tiempo algo justo para llegar a cenar. Camino de Plasencia reventó una rueda de la caravana, lo cual es siempre un incordio y tiene cierto peligro, pero en una autovía aún más. Menos mal que nosotros tenemos a la Guardia Civil como ángeles de la guarda civiles (como su propio nombre indica) y estaban justo enfrente de donde se nos produjo la avería.

7 DE SEPTIEMBRE.
El domingo discurrió casi en su totalidad entre comer y beber con los amigos y familiares.



8 DE SEPTIEMBRE
El lunes 8 tuvimos que empezar buscando quien nos proveyera de neumáticos para la caravana, lo que no es tan fácil ya que se necesitan de unas medidas que no son las habituales en los coches. Una vez que llegamos a Alsasua y compramos algunas provisiones nos subimos esa carretera que parece una cuerda guardada en un bolsillo. Y menos mal que compramos, porque en todo el Parque Natural de las sierras de Urbasa y Andía, no hay ningún sitio donde hacerlo. Ni en el camping. Eso sí, el camping cuenta con buen restaurante y no muy caro. Lo que no tiene son comunicaciones. A este paraje idílico no llegan ni las ondas del teléfono móvil. El sitio es una extensión de 11.300 hectáreas de tierras elevadas, una especie de pequeña meseta rodeada de un borde más elevado, como si fuera un volcán, aunque este origen no lo menciona ninguna de nuestras fuentes.
El camping es magnífico. En esta época del año y en días de diario no hay casi nadie acampado. Algún turista solitario, alguna pareja que se deja caer por aquí un par de días. Las instalaciones son muy buenas, pero sobre todo nos gusta el paisaje. No les han permitido parcelar para no afear un entorno que es parque natural y la sensación es como si estuvieras en acampada libre.



9 DE SEPTIEMBRE.
La primera ruta que hicimos por Urbasa fue la que sale del Centro de Recepción y se encamina hacia el hayedo encantado, que llaman. Y es verdad que es hayedo y que parece encantado, pero es un espacio de los ganaderos que cuidan los rebaños de vacas y de caballos autóctonos, como pudimos comprobar visitando una pequeña cabaña de madera que los pastores utilizarán para protegerse de las tormentas, supongo. Siguiendo el camino bien señalizado, se llega a un punto en que se inicia la ascensión. No es un ascenso muy prolongado, pero sí intenso. En media hora se hace cima y se llega a la cresta de la sierra que cierra Urbasa, cerca del pico del mismo nombre. Desde ahí se divisa todo el valle del río Arakil, incluyendo Alsasua y las montañas que lo cierran en frente de nosotros. Por allí vimos esos cardos planos que son tan típicos de la zona y que la gente pone en sus casas, ya sea para alejar a los malos espíritus, o algo por el estilo.
Esa tarde aún nos quedaron fuerzas para salir a dar un paseo por las inmediaciones del camping, la zona de Bidoiza. Unas cabañas ganaderas y luego otro inmenso hayedo que nos protegió del sol de la tarde.
Después bajamos a Alsasua para hacernos con un kilo de chuletón de la zona, al que pasamos por la lumbre colocándolo en vertical, sobre el hueso, que es una forma muy recomendable de hacer esta carne.





10 DE SEPTIEMBRE.
Amanece en Urbasa con una gran cantidad de bancos de nieblas, pero al poco se levantan y luce el sol en todo el valle. El miércoles decidimos hacer una de las rutas más interesantes, (o la que más), no fuera a ser que el tiempo se estropeara y al final no pudiéramos. La ruta del Nacedero del Urederra la iniciamos por arriba. El río nace en lo alto de la meseta de Urbasa y ha horadado una garganta por la que bajan sus aguas saltando en cascadas y remansándose en pozas transparentes. Al poco de salir del aparcamiento ubicado al efecto, la ruta lleva hasta lo alto de la garganta, al lugar conocido como “el balcón de Pilatos”, desde donde te asomas a unas paredes verticales que impresionan al más pintado. De repente, del inmenso agujero que tenemos delante emerge un buitre que durante un instante está a nuestra altura. Divisamos los dos metros de envergadura que tienen estas aves y le vemos elevarse sin apenas mover las alas, planeando majestuoso.
Desde el pueblo de Baquedano se sube un repecho y luego se baja hasta el río, iniciándose entonces la ascensión. El recorrido está muy bien preparado y se baja a cada poco, por una escalera hecha en la piedra, hasta las pozas, donde está prohibido bañarse. Al final las dos rutas acaban cansando y regresamos buscando sitios dónde conseguir agua fresca, pues aunque nos previmos de líquido, no fue suficiente: la ruta sale de una altura de unos 500 metros y se nota más calor que en las que se hacen por Urbasa.
Sería por el calor o no, el caso es que al atardecer calló una tormenta intensa, aunque breve que no nos estropeó nuestras andanzas de aquel día, que ya estaban cumplidas.



11 DE SEPTIEMBRE.
El jueves decidimos hacer “la ruta de los pastores”, que se inicia a un kilómetro del camping y se adentra en lo que dicen que fue una calzada romana. Ciertamente el bosque de hayas se abre en una amplia galería por la que discurre la ruta, un camino magnífico aunque la lluvia de la tarde anterior nos obligaba a caminar con más cuidado de lo habitual. La ruta termina en una venta junto al centro de interpretación. Se trata de una construcción muy rústica, de madera, con unos cierres al público que la ventera va abriendo según aumenta la clientela y donde unos paisanos estaban tomándose unos vinos peleones, al tiempo que hablaban de lo bonito que era su pueblo y de lo absurdo que era irse de vacaciones a Benidorm, que es la mayor ilusión de los navarros en verano. Después de tomar un refresco, hicimos la vuelta por la carretera porque pasan pocos coches, el paisaje es hermoso y es agradable caminar por allí, aunque muy atentos a los coches que se oían llegar desde la lejanía en medio del silencio de Urbasa.



miércoles, 3 de septiembre de 2014

Es la Yihad, idiotas

هذا الكاتب هو غبي

Dice un amigo de Arturo Pérez-Reverte al que escucha con mucha atención: “Es una guerra. Y la estamos perdiendo por nuestra estupidez. Sonriendo al enemigo”. Y el escritor dedica a este tema su artículo del dominical XLsemanal. Como su insistencia es enorme, me tomaré el interés de hacerle caso, pues este gran académico de la lengua (o lenguaraz académico) dice: “Porque es la Yihad, idiotas”. “Es una guerra, y no hay otra que afrontarla. Asumirla sin complejos. Porque el frente de combate no está sólo allí, al otro lado del televisor, sino también aquí. En el corazón mismo de Roma”. Ah, se trata de eso. No hace falta ir a Irak o a Siria a hacerles frente, ni siquiera a la Franja de Gaza, debemos de hacerles frente aquí.  

Pues venga, adelante. ¡Qué no se diga! Vamos a hacerle frente. 

Aquí, en mi ciudad, no es que haya muchos enemigos, pero algunos hay. Tienen una mezquita que es una local comercial en un barrio de las afueras. ¿Qué hacemos? ¿Les prendemos fuego cuando estén todos allí, en la oración. O mejor, nos presentamos en el local y empezamos a cortarles el cuello, que queda más de Santa Cruzada? No lo sé. He entendido muy bien el mensaje de Pérez-Reverte, ese texto en el que nos llama idiotas reiteradamente y estoy dispuesto a que no vuelva a hacerlo. ¿Pero es que no sé cómo ponerle remedio?

Sería mucho pedir que en el próximo artículo en lugar de pasarse la mitad del mismo insultándonos nos diera alguna instrucción sobre lo que debemos hacer. Tal vez ir a buscarles a los campos y tenderles una emboscada cuando están recolectándo nuestras cosechas.

¡Ah, tengo una idea genial! Aquí cerca, hay una parte del término municipal que se llama Sagrajas, donde se celebró una de las batallas más grandes de la reconquista. El problema es que la perdimos nosotros y la ganaron los sarracenos, que llamaban a esa zona Zallaqá. En el 1086 Alfonso VI les estaba metiendo presión a los reinos taifas del sur. El rey de Sevilla, Al-Mutamid, pidió a los taifas de Badajoz y de Granada que se unieran a los almorávides para hacer frente al enemigo común, y lo hicieron en aquella batalla. Sería magnífico que cuando los descendientes de aquellos sarracenos estén cultivando los tomates de la Vega del Guadiana, les atacáramos por sorpresa y les pasáramos a cuchillo.

Espero que esta propuesta llegue a las manos de este gran escritor y me conteste, diciéndome si le parece bien que empecemos a reaccionar de la manera que propongo.

Quedo en todo caso a la espera de su amable respuesta, agradeciéndole su interés por anticipado, Atentamente,

Manuel Larios Varela.

P.D. ¿De dónde traeremos los jornaleros para completar la campaña del tomate?
Bueno, espero que el escritor me vaya aclarando todas estas dudas. 

martes, 2 de septiembre de 2014

De casta le viene al Guerra.


Los Solana y Solchaga se entendían bien con los americanos. Peces Barba dialogaba con la iglesia. Corcuera y Nicolás Redondo con los trabajadores y Felipe sonreía a diestro y siniestro. Mientras, él Hablaba de descamisados, de obreros en alpargatas. Sacaba del archivo todo el crédito del exilio, toda la memoria de los republicanos, (recién llegados que estaban de Suresnes de acabar con el socialismo español, de Rodolofo Llopis, y pasarse al “socialismo de los mercados”). 

Decía una cosa y hacía la contraria. Tiene el dudoso honor de ser uno de los padres fundadores de la Casta. Mientras mantenía una retórica más a la izquierda que los comunistas, su hermano aprovechaba su despacho para reunirse con los alcaldes del área de Doñana. Querían que el Parque dejara de ser una reserva biológica para pasar a ser una reserva de los mercados. Hacía de intermediario entre los inversores y los alcaldes de las pequeñas aldeas y les convencía de que había que abrir nuevas carreteras que trajeran el progreso. En un país de ignorantes iletrados, vino a descubrirnos las sinfonías de Mahler y la poesía de Machado. Con eso se daba un barniz culto. En resumen, era de izquierdas, era culto, era un prodigio de la política, mientras ponía a su hermano a llenar el cazo. Fue el inventor de la corrupción generalizada. Un antecesor de Jordi Pujol.  

Si España hubiera podido llegar a ser una democracia plena, habría acabado en la cárcel. En cambio, le hicieron callar la boca, se fue a su casa con un retiro millonario y dedicó el resto de sus días a vivir como un señor. Como el señor que dijo: el que se mueve no sale en la foto. Frase que compendia toda la basura que trajeron aquellos que se quedaron con las siglas de Pablo Iglesias, el tipógrafo, no el profesor.

Pues ahora viene a meterse con él, con el profesor. Viene a ponerle freno a sus excesos izquierdistas y reclama una Santa Alianza con la derecha. Ya no le viene bien seguir usando su retórica de izquierdas.

Que hable, que siga hablando. 

Así le echara una manita a Podemos. 

Si este fuera un país normal, a este señor no le dejaban salir de casa sus propios compañeros, pero esto es lo que hay: Alfonso Guerra, un genio de la política.