Me alegro de que Wes Anderson se
haya fijado en Stefan Zweig, un escritor olvidado en Europa y desconocido en
EE.UU. Dice el director tejano que hay una cierta recuperación de Zweig y en
alguna entrevista alude a una razón muy trivial: porque se ha agotado el plazo
de devengo de derechos de autor y sus herederos ya no pueden cobrar por su
obra. Me parece una razón demasiado prosaica, quiero pensar que algo habrá en
nuestro tiempo para que la gente se empiece a interesar por este autor. "El Gran Hotel Budapest" es una película basada en los textos de Stefan Zweig. Para
empezar por el final, diremos que Stefan Zweig y su mujer se suicidaron en
Brasil en el año 1.942 porque pensaron que el nazismo iba a triunfar en el
mundo y que, en todo caso, el mundo que se estaba fraguando no era un sitio en
el que valiera la pena vivir.
Hay que tener en cuenta que elmundo del que procedía Zweig era un lugar muy hermoso. La Viena en la que
estudió filosofía e historia de la literatura era una de las capitales
mundiales de la cultura, junto a París, Londres o Berlín. Por entonces
pertenecía a un gran imperio: el Imperio Austrohúngaro. Un lugar donde reinaba
el equilibrio, un país con capacidad para realizar cualquier sueño, pero
además, en aquella Viena se estaban produciendo los movimientos que darían
lugar a las vanguardias culturales y artísticas de Europa. Era la ciudad de pintores
como Gustav Klimt, Oskar Kokoschka y Egon Schiele, donde nació el estilo
secesión, que aquí llamamos modernismo, donde nació la arquitectura y el diseño
modernos de la mano de Otto Wagner y sus seguidores: Adolf Loos, Josef Hoffmann
y J. Olbrich, entre otros, una ciudad en la que tenía su consulta un psicólogo
judío llamando Sigmund Freud, pero también trabajaban Adler y Bruno Bettelheim,
donde un músico, (también judío), Arnold Schönberg, (o Schoemberg, como se
haría llamar en EE.UU. después de exiliarse), acabaría con el sistema armónico
occidental para crear una nueva escuela de Viena que cambiaría el curso de la
música, y donde todavía dirigía las orquestas un director llamado Gustav Mahler
y, otro, Max Steiner llegaría a ser el primer gran músico del cine. Hay veces
en que se da la coincidencia de un lugar y un momento en el tiempo. Una de esas
coincidencias es la Viena de principios del siglo XX. La mayoría de estos personajes
eran de origen judío, como los directores de cine Fritz Lang, Billy Wilder,
Otto Preminger, o los mayores filósofos del siglo XX, como Karl Popper, Arthur Koestler
y Ludwig Wittgenstein. La psicoanalista Melanie Klein decía: “yo nací en
Viena en marzo de 1882, esto fue lo mejor que me pasó, el haber nacido judía y
en la Viena finisecular, fue algo fantástico. Viena era el mundo de la cultura
en ese momento, además donde los judíos podían desarrollarse con pocas
dificultades”. El filósofo Karl
Popper, por su parte, afirmaba: “…antes de 1914 reinaba una atmósfera de
liberalismo en la Europa situada al oeste de la Rusia zarista, atmósfera que se
extendió también por Austria y que fue destruida, al parecer para siempre, por
la primera guerra mundial. La Universidad de Viena, con sus numerosos
profesores verdaderamente eminentes, gozó de un alto grado de libertad y
autonomía, así como también los teatros, que fueron tan importantes en la vida
de Viena (casi tanto como la música). El emperador se mantenía distanciado de
todos los partidos políticos y no se identificó con ninguno de sus gobiernos”.
Es verdad que era una Viena
burguesa, que no toda la población de aquel Imperio alcanzó un nivel de vida
adecuado ni tuvo acceso a todas las oportunidades vitales que se estaban
produciendo, pero, con sus defectos, era una sociedad que funcionaba y donde se
podía vivir bien.
Todo se acabó con la I Guerra
Mundial. En realidad se acabó cuando los países de Europa tomaron el camino de
la guerra, de la destrucción, del odio y de la prepotencia chovinista. Al
acabar esa guerra el Imperio Austrohúngaro fue disuelto y Austria se convirtió
en un pequeño país sin salida al mar.
Pero eso no fue lo peor. Las
razones que llevaron a la Gran Guerra fueron las que hicieron que la paz que
siguió fuera la más mezquina de las posibles y que pronto las cosas se pusieran
aún peor, terminando en el ascenso al poder de la gentuza nacional socialista.
De esa época, en la que la Europa
de la libertad, de la belleza y el respeto estaba acabada y la llegada de la
debacle era cuestión de tiempo, es de lo que trata esta hermosa película, que
me parece que está muy bien hecha.
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