¡Déjenme
de historias, bastantes crisis tenemos ya!
1
La
falta de conciencia ambiental de este país tiene que asombrar a cualquiera que
se acerque a la realidad patria. Para la mitad de la población los problemas
medioambientales son una tontería de cuatro niñatos que no tienen otra cosa
mejor que hacer. Podemos llamar a esta opinión la desinformada. La otra mitad,
más informada pero más cínica, reconoce que es verdad que hay un problema
ambiental, pero dice “qué podemos hacer”, y añaden, “si queremos vivir como
personas civilizadas tendremos que pagar un pequeño precio por ello.
2
La
primera opinión corresponde a gente que no está en este tiempo. Su discurso no
ha llegado aún al siglo XXI, viven, en el nivel de la ideología ambiental de la
primera mitad del siglo XX. Deberían hacerse mirar. Suelen ser gente de la
tercera edad o en puertas de alcanzarla.
Por
otra parte esa mentalidad tiene su origen en una muy equivocada política
proteccionista que utilizó una errónea política de comunicación. Todavía hoy
hay gente que confunde a los ecologistas con la sociedad protectora de animales,
incluso entre los propios proteccionistas. Todo esto viene de la época en que,
por ejemplo, se pedía: “salvad las
ballenas”. Para la gente común, esos cetáceos que no habían visto en su vida y
que no tenían esperanzas de ver en lo que les quedara por vivir, no era algo que
les fuera a afectar de forma acuciante. Además, la mitad de la población, la del
género femenino, lloraba al ver a los proteccionistas lanzar botes de pintura
roja sobre los vestidos de blancas pieles que llevaban algunas privilegiadas. Y
digo que lloraban, pero no porque se acordaran de la cantidad de zorros polares
que había que matar para hacer un abrigo de esos, sino porque todas aspiraban a
tener algún día uno así y sentían como propia la agresión. Las políticas
proteccionistas se equivocaron desde todos los puntos de vista. El problema no
eran las ballenas, el problema era la disminución de la biodiversidad, cosa que
cualquiera podía ver en su propio entorno. Una pérdida que todo el mundo podía
comprender si se le explicaba correctamente. Cada vez había menos cernícalos
primilla en las torres de las iglesias, desaparecían las grandes rapaces y los
grandes felinos, la variedad de pájaros en los parques y en los bosques que
rodean las ciudades disminuía y todo el mundo podía verlo si quería y había personas
que hicieron mucho para que la gente lo viera, como Rodríguez de la Fuente en
la televisión española, David Attenborough en la británica y Jacques Cousteau en la francesa, entre muchos
otros.
Con
el tiempo, los proteccionistas cambiaron su discurso y eso ayudó a que calara
una cierta conciencia medioambiental en la gente. Abandonaron ese modo negativo
de hacer las cosas, el que habían usado para librar la guerra contra las
agresiones a la naturaleza, y se centraron más en la “formación ambiental”, la
información y la comunicación en los medios, (aunque es cierto que
organizaciones como Greenpeace siempre se han centrado en ese lado belicista
del asunto).
Aún así, el
otro día escuché comentar que si un informe de impacto ambiental obliga a
modificar un proyecto que afecta a una población de aves en peligro de
extinción deberían de ser los ecologistas, (los únicos a quienes importa que haya
buitres negros en esa población), los que deberían pagar el incremento de las
obras.
3
A
continuación apareció en la opinión pública la segunda respuesta crítica contra
las llamadas ecologistas para solucionar los problemas medioambientales, la que
hemos definido como la respuesta cínica.
Pronto
comprobaron los científicos que el problema al que nos enfrentábamos no se
reducía a la merma de la biodiversidad que se estaba produciendo, o dicho de
otra forma, que eso no era el problema sino una de las manifestaciones del gran
problema, que no era otro que la constatación de que la actividad humana, en
especial la realizada a partir de la revolución industrial, había modificado
gravemente las condiciones de todo el medio natural. Era además una enfermedad
que afectaba a todo el planeta, (hipótesis de Gaia), no sólo a sus zonas más
degradas. La contaminación del aire, de las aguas, de la tierra, la liberación
a la atmósfera de ingentes cantidades de gases (clorofluorocarburos o CFCs) que estaban acabando con la capa de
ozono que nos protege de la radiación solar excesiva y, por último, aunque no
menos importante, el efecto invernadero que estaba provocando el aumento de
determinados gases en nuestra atmósfera y en especial el CO2 liberado en todas
las combustiones producidas, estaban dañando de forma grave la salud del
planeta y estaba produciendo ya el cambio climático cuyas consecuencias eran
desconocidas pero con toda seguridad terribles para el futuro de la vida
planetaria.
Durante
años nos enfrentamos al grave problema del deterioro de la capa de ozono, pero como
quiera que ese problema está producido por una serie de gases, (los CFCs),
pronto la industria pudo cambiar éstos por otros menos dañinos, con lo que
desde el año 2000 se viene produciendo una reducción del agujero en la capa de
ozono del 1% anual, lo que hace pensar que el problema estará solucionado hacia
la mitad del presente siglo, según informaciones publicadas en prensa.
El
problema de la capa de ozono nos dio la clave para solucionar el resto de los
problemas mencionados. Si la causa era la intervención humana en el medio
ambiente, había que suprimir o, cuando menos, limitar esa intervención para que
los efectos dañinos desaparecieran. Esto lo puede entender cualquiera. El
problema llega cuando se le propone a la población que cambie algunos hábitos
que tienen efectos muy dañinos para el medio pero que están muy arraigados en
su cultura, como por ejemplo que reduzcan el uso del transporte en automóvil y
lo sustituyan por el transporte público, la bicicleta, vehículos no
contaminantes o que sencillamente se desplace andando, cuando esto sea posible.
Hay una parte de la población que se opone con energía a esta opción. Lo que la
mayoría de la gente no sabe es que quien lidera esa opinión son los
productores, distribuidores y vendedores de combustibles fósiles, (gasolinas,
gas, carbón), las grandes compañías energéticas, como las eléctricas, los
fabricantes de coches, etc., que utilizan los medios de creación de opinión en
su propio beneficio, según campañas bien orquestadas que cuentan con
profesionales de la información a su servicio (¿te gusta conducir?). Llegados a
este punto, la cuestión se ha convertido en una cuestión política pero
considerando que la política no es lo que hacen los diputados en cortes, (no
sólo), sino que la política es la toma de decisiones ante cuestiones que nos
atañen a todos. Aquí no vale decir que toda la política es una basura. Serán
criticables determinados sistemas, determinadas instituciones o determinadas
personas, pero la política es imprescindible porque si no tomamos las
decisiones democráticamente alguien vendrá a tomarlas por nosotros y lo hará en
base a su interés no en base al interés colectivo.
4
Las
peculiaridades que presenta España en el terreno medioambiental son las
derivadas de nuestro propio devenir histórico. Nuestro país quedó muy marginado
de las corrientes industrializadoras y sumido en un atraso económico notable
con respecto a los países del centro y norte de Europa. España, tras la época
del franquismo, tenía un solo deseo unánime, un deseo que ponía de acuerdo a
todos los sectores sociales, políticos y económicos: la modernización del país.
Esta modernización pasaba por una cierta industrialización muy matizada:
accedimos a Europa cuando ya se había iniciado la deslocalización industrial de
la economía globalizada, que se puso de manifiesto con la crisis de la
siderurgia y de la supuesta reconversión de los astilleros, que nunca llegó a
ser tal, sino el desmantelamiento de estas industrias. Sin embargo la
modernidad en España pasaba también por tener un vehículo propio y un vehículo
que fuera algo más que el austero Seat 600 que habíamos conocido en el
franquismo, algo muy parecido al “Trabbi” de los alemanes del este. Ahora
teníamos grandes coches franceses de las marcas Renault o Peugeot, italianos,
japoneses y los míticos alemanes Opel o Volkswagen e incluso los exclusivos
BMW, Audi y Mercedes. Teníamos calefacción y en verano aire acondicionado en
nuestras casas y habíamos olvidado aquellos tiempos en que nos salían sabañones
en las manos del frío que pasábamos. Mucha gente se mudó a un adosado, que por
sus propias características consumía mucha más energía en calentarse y en
enfriarse, y compró coches para todos los miembros de la familia. Por
diversión, tenían además alguna moto, tal vez una pequeña embarcación con un
motor Yamaha de muchos caballos o una caravana que luego fue cambiada por una
autocaravana de varias toneladas de peso.
En
medio de esta alegría llegan los ecologistas que nos increpan con sus matracas
de limitar el consumo energético y la toman ahora con el coche como antes la
tomaron con esos abrigos de pieles tan bonitos.
En
los países del norte, el ecologismo, pese a ser un movimiento crítico y por
tanto más cercano a la izquierda puso de acuerdo a la izquierda y a la derecha
y todos los partidos aceptaron, en mayor o menor grado, que los límites
propuestos por los ambientalistas eran más que razonables. En España ha
sucedido algo parecido pero en el sentido contrario: todos los partidos del
“arco parlamentario” responden a esa mentalidad nacional que ve los problemas
ambientales como una pose snob. Tendrán que pasar las generaciones que
conocieron los años de la transición para que en este país se ponga en cuestión
ciertos aspectos de la modernidad que deben ser revisados en aras de la
salvación del propio planeta en el que vivimos.
5
Tanto
los defensores como los detractores de la lucha medioambiental utilizan una
serie de razonamientos que en base a un cómputo casi contable de ventajas e
inconvenientes devienen en un resultado de la cuestión en uno o en otro
sentido. Sin embargo, los contrarios al ecologismo olvidan una cosa crucial: lo
que está en juego es la propia vida del planeta y por tanto de la continuidad
de la especie humana.
Veamos las diez tesis para obviar el problema medioambiental. Los diez mandamientos
anti-ecológicos.
TESIS 1. ¿Calentamiento
atmosférico? A mí me gusta el calor, soy friolero.
Es
la más estúpida de todas las tesis pero existe. Conozco a personas que lo dicen
y que después se quedan tan anchas. El grado de conciencia medioambiental de
algunas personas es tan ridículo que esta respuesta existe. Lo único que se
puede comentar de esto es que se trata de una manifestación de la incultura que
aún queda en este país.
TESIS 2. No está
demostrado que haya un cambio climático y, además, ha habido muchos anteriores
y no ha pasado nada.
El
actual presidente del gobierno de España afirmaba en la oposición en el 2007
que un primo suyo científico le había dicho que no había forma de saber nada
sobre el cambio climático porque no se
podía saber ni el tiempo que iba a hacer al día siguiente. Nadie ha encontrado
aún a ese primo. Con esta tesis tan estúpida como rotunda se acallan las
críticas de un plumazo y para siempre.
Se
ha escuchado en muchas ocasiones que los cambios climáticos son cosas normales
y sin consecuencias. Se sabe que el que se produjo hace 65 millones de años
acabó con los grandes dinosaurios, (lo cual fue una gran consecuencia, sobre
todo para ellos), pero además, ninguno ha sido producido por la acción
continuada del hombre. Unos fueron cambios atmosféricos graduales a lo largo de
miles de años y otros accidentes como el choque de un meteorito con la tierra o
la explosión de un volcán. No tienen nada que ver con el que nos espera ahora.
TESIS 3. Estamos
hablando de millones de euros en pérdidas por la aplicación de las políticas
restrictivas de los ecologistas. ¿Queremos volver a la Edad Media o vivir como
salvajes?
Este
tiempo atrás alguien decía: prueba a contar tu dinero sin respirar. Eso es lo
que nos pasará: quedará mucho dinero pero desaparecerá la vida planetaria.
Respecto al dinero, ha publicado El País que el incumplimiento de los timoratos
límites de emisiones de Kioto nos ha costado ya 800 millones de euros. La
superación de los límites de contaminantes en Madrid y Barcelona supondrían
multas millonarias que la Unión Europea nos viene perdonando hasta ahora, pero
no perdonan las enfermedades pulmonares y de todo tipo que esta situación produce y
que la gente está ya sufriendo. ¿Es el tabaco el principal problema de salud
pública que existe?
Por
otro lado, nadie ha pedido volver a la Edad Media, simplemente que dejemos de
usar el automóvil para ir a comprar el periódico y que usemos los sistemas
alternativos que se proponen.
TESIS 4. Que lo
solucionen otros, yo no soy el culpable de lo que está pasando, que lo arreglen
las industrias y los políticos. Yo ya me ocupo de solucionar mis problemas que
son muchos. Que lo soluciones los americanos que son los culpables.
Esto
es muy español, es una nueva versión del “¡qué inventen ellos!”. Porque esto se
arregla también inventando. Por ejemplo, creando una gran industria de
renovables que podamos exportar, que genere cierta riqueza y que cree algunos
puestos de trabajo. Es simplemente cambiar la dirección de la economía teniendo
en cuenta los criterios ambientales, junto con los demás criterios y no sólo
los de esas empresas que tienen a nuestros expresidentes en sus consejos de
administración.
Además
es parte del sentido de la irresponsabilidad que nos han imbuido recientemente
como consecuencia de una supuesta libertad basada en el lema: fuera límites. La
libertad no consiste en vivir sin límites, los límites existen y han existido
siempre, es una cuestión de acabar con los abusos de los poderosos, lo cual es
otra historia.
TESIS 5. Esto del
ecologismo esconde intereses particulares de unos pocos “proteccionistas”. Estas
cosas son matracas de alarmistas y de políticos sin escrúpulos, al final, todo
esto pasará y se olvidará. ¡Menudo negocio montaron con las subvenciones a las
renovables!
En
todo interés público existen intereses privados que coinciden con aquel. Eso es
inevitable, pero no quiere decir que el problema medioambiental lo hayan
producido los técnicos medioambientales para buscarse trabajo. Eso es ridículo pero si además metes a políticos sin escrúpulos, tu tesis ha triunfado entre el
público desencantado. Todo esto se olvidará, sí, pero el día en que no quede
nadie para recordarlo, porque mientras haya humanos y la situación sea la que
es hoy habrá mucha gente con el sentido común suficiente para tener presente
este problema. Con las renovables se montó un buen negocio, ¿y qué tiene eso de
malo? ¿las demás fuentes de energía no reciben subvenciones? Por las nucleares
se pasó un canon para construirlas que pagaban mis padres en el recibo de la
luz. Luego pasaron un canon por el parón nuclear que establecieron los
socialistas, creo que les pagaremos el desmontaje y estoy seguro de que les
pagamos el almacenamiento de substancias radioactivas residuales. ¿Quién paga
los daños de Fukushima y los de Chernobyl? ¿Acaso las compañías eléctricas?
TESIS 6. Es cierto que
hay una crisis medioambiental, pero hasta que no superemos esta crisis
económica no podemos disponer de medios para solucionarla. Ya lo haremos más
adelante.
Buen
truco. ¿y si no hay un más adelante? ¿y si de esta crisis no salimos los
trabajadores y las clases medias? ¿y si se produce una hecatombe antes?
Los
científicos advierten de que estamos llegando a cambios irreversibles. No hay tiempo.
TESIS 7. Todo esto es
cierto pero es demasiado tarde (o incluso demasiado pronto, da igual) para
tomar medidas.
Es
la tesis contraria a la tesis 6, pero en el fondo se trata de lo mismo: poner
disculpas para no hacer nada.
TESIS 8. Es cierto que
hay algún problema medioambiental pero antes de que se vaya todo al garete el
desarrollo tecnológico descubrirá algún sistema que nos salve, como por ejemplo
la fisión nuclear, barata e ilimitada, o el motor de agua. Además, ya tenemos
la energía nuclear que es limpia, barata y no crea gases de efecto invernadero.
Esto
ya lo dijeron: en el futuro ya sabremos qué hacer con los residuos radioactivos.
Pues ya ves, todavía no lo sabemos.
TESIS 9. ¿Crisis
medioambiental? ¿Qué crisis?
"Es
que el árbitro tenía que haber pitado penalti en aquella jugada, además yo nunca
habría puesto a ese tipo a jugar tan adelantado. No saben lo que hacen. ¿A
quién coño le importan la crisis medioambiental? De crisis estoy hasta donde no
te digo."
TESIS 10. La vida es muy
corta y sólo se vive una vez, lo que pase cuando yo haya desaparecido me trae
sin cuidado.
Pura
filosofía, pura ética. Es una muestra indiscutible de una gran civilización que
será recordada… No sé quién quedará para recordarla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario