El País del domingo glosaba
muy bien “la decadencia de Madrid” y no la reflejaba en los fallidos intentos de
la capital de organizar unos juegos olímpicos, se retrotraía al 9 de noviembre
del año 1989, (el día en que cayó el muro de Berlín), y recordaba la escena en
que Miles Davis, el trompetista de jazz americano, recibía esa noticia de manos
de Javier Estrella, organizador del festival de jazz de Madrid. Ese concierto,
ya lo hemos contado en “todas las músicas”, lo pudimos contemplar en directo y
fue un momento inolvidable para todos los aficionados al género. Viene esto a cuento porque este año, por
primera vez desde los difíciles años ochenta, no va a haber festival de jazz en
la capital de este atribulado país. Sí lo va a haber, y muy interesante, en
Barcelona, incluso en pequeñas ciudades como la mía (Badajoz) va a haber un
festival más que decente. Pero no en Madrid. En Madrid ya tuvieron toros. Esta
derecha rancia y casposa debe haber pensado que no sólo van a conservar lo
esencial, (el capitalismo especulativo, los privilegios de los poderosos, la
división de la sociedad en clases), que es para lo que les pagan los que les
pagan, o sea, los que les perdonan los créditos, sino que además quieren acabar
con todo signo de modernidad, una modernidad que detestan: detestan cuanto
ignoran; que decía Machado. De esta manera, Madrid tiene el privilegio de
disfrutar de una completa feria de San Isidro, en la que los toros (y los
toreros) son promocionados desde el canal cultural de la televisión pública (La
2) pero no así el jazz, que es una cosa de gente rara.
Esta derecha que tomó Madrid
por medio de la corrupción de dos diputados tránsfugas y que está gobernada por
personas que no fueron elegidas en las urnas: una alcaldesa que asumió el cargo
cuando Ruiz Gallardón se fue para ser ministro de injusticia, (no creo que lo
sea de la justicia, porque si no trabajaría por lo justo) y un presidente de la
Comunidad, un tal González, que sustituyó a la lideresa cuando ésta decidió dar
un paso atrás para coger impulso. Esta derecha, digo, ha convertido una capital
que había sido hace mucho tiempo de “la movida” en capital del inmovilismo. La
política cultural debe de estar dirigida por Rouco Varela desde la Almudena.
Por cierto: ¡Cómo ha desaparecido de los medios la Jerarquía católica,
apostólica y española desde que ganaron los suyos!
Estos, Fabio, ¡ay
dolor!, que ves ahora
campos de soledad,
mustio collado,
fueron un tiempo
Itálica famosa.
Así que no solo nos rebajan
los sueldos, nos suben los impuestos, nos quitan la sanidad, la educación
pública y limitan el derecho de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo,
sino que nos quieren devolver a aquel Madrid que yo recuerdo en blanco y negro,
de casas desconchadas y calles con baches: debe de haber una campaña municipal
para recuperar el bache para la nostalgia, a veces mi coche salta despavorido y
hace un ruido preocupante.
Esto es lo que nos va a
quedar: libertad de mercado. Eso sí de mercado para ellos. Aquí nadie mercadea
nada, sólo ellos.
¿Do fueron los famosos
emprendedores?
¿Do fue el empleo? máxima
preocupación del actual presidente cuando era candidato
¿Do fueron la cultura, la
cohesión social, la convivencia, la educación?
Claro la culpa es de este
pueblo que ocupa la cola de la fila de los países desarrollados de la OCDE en
cuanto a desarrollo cultural. Dicen que los adultos españoles no entendemos
bien un texto ni estamos capacitados para hacer cálculos: por eso Montoro sigue
hablando en los medios.
Pero, ¿no nos han preguntado
por cuestiones de fútbol? ¿Verdad?
Pues entonces…
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