Tiene mucha razón Manuel Vicent
en su artículo de contraportada del domingo en El País. ¿Quién conoce por ahí a
Jose Ignacio Wert, a Francisco Marhuenda o a ese señor que el gobierno nombró
para defender la “marca España”, (que suena a algo así como la “marca Hispánica”
que era la línea donde acababa el mundo occidental europeo). En Francia, en Noruega
o en Nueva York, nadie conoce a estos señores, pero la mayoría de la gente en
estos países conoce a Javier Bardeem, a Fernando Trueba, a Penélope Cruz y,
sobre todo, a Pedro Almodóvar, que es el que tiene un mayor prestigio.
El Sr. Wert desconoce, (porque se
lo oculta su soberbia y la rastrera adulación de los “Maruendas”), que es un
funcionario como los demás. Un funcionario como yo mismo, aunque nuestros
sueldos y privilegios no sean muy parecidos. A menudo los funcionarios tenemos
que aguantar las impertinencias de mucha gente: jefes, subalternos,
administrados, etc.; eso no va incluido en el sueldo pero no podemos marcharnos
a casa cada vez que vemos entrar en la oficina un miembro de la subespecie de
los “plastas”, que a veces se les reconoce nada más atravesar la puerta. Si lo
hiciéramos nos descontarían el día de sueldo y nos abrirían un expediente informativo
para estudiar si hay alguna posibilidad de mandarnos a casa. ¿Que en España no
se manda a casa a un funcionario? Pregúntale al juez Garzón, o al juez Elpidio,
que se tuvieron que ir a su casa con medio país diciendo, para mayor escarnio,
que les estaba muy bien empleado.
El Sr. Wert está aquí para
defender la cultura española, una de cuyas mayores industrias es la del cine,
así que si no le gusta nuestro cine que se vaya a su casa y que deje el puesto
a otro más preparado que, digo yo, que los habrá.
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