Este retorno, regresión, repliegue, retirada, retroceso,
reacción, que están cometiendo con nosotros nos está llevando a épocas que
creíamos superadas. Por ejemplo, tenemos que volver a contactar con los medios
extranjeros para saber lo que está pasando en nuestro país, como en el franquismo.
Por alguna razón los medios españoles, ni aún los más críticos, nos dan una
idea de lo que realmente está pasando aquí. Tal vez por chovinismo,
tal vez porque no queremos ver lo que está sucediendo, sólo de tarde en tarde nos
sorprenden noticias como la de los comedores escolares que se abren en
vacaciones para que los niños no se alimenten de forma deficiente e incluso
para evitar que pasen hambre.
Mientras que el ministro que no se cae del Guindo sigue
diciendo que la recesión se ha terminado, la prensa extranjera publica noticias
alarmantes sobre lo que está pasando. A modo de ejemplo traducimos aquí un
reportaje publicado por el periódico británico The Independent sobre las bibliotecas públicas y los recortes. Cuando el gobierno y las comunidades autónomas
aseguran ufanos que han recortado el gasto, no indican el daño que pueden
llegar a hacer los recortes a la población inocente.
HISTORIAS DE LA AUSTERIDAD:
DE COMO ESPAÑA SE ENAMORA DE LOS LIBROS DE NUEVO, AL TIEMPO QUE EL PÚBLICO REGRESA EN MASA A LAS BIBLIOTECAS.
DE COMO ESPAÑA SE ENAMORA DE LOS LIBROS DE NUEVO, AL TIEMPO QUE EL PÚBLICO REGRESA EN MASA A LAS BIBLIOTECAS.
Todas las noches en el centro del barrio obrero del Zaidín
en Granada, un goteo de vecinos van entrando en su biblioteca local en la Plaza
de las Palomas con una serie de libros, ya sea en sus brazos o en bolsas de la
compra. Salen momentos más tarde con otro lote bastante mayor de lo que cabría
esperar, pero lo extraordinario de todo esto es que esta biblioteca cerró
oficialmente hace dos años, no tiene trabajadores asalariados y, con la electricidad
cortada, opera con velas.
"Estamos en un momento crítico", dice Celia Calvo, una de entre la docena de voluntarios para quienes las múltiples tareas en la biblioteca en que emplean su tiempo libre, (como archivar miles de libros donados, la organización de actividades culturales, la reclamación de los préstamos de libros y el registro de las devoluciones), se ha convertido en casi automática.
"El clima es cálido y ahora las tardes de verano son largas, pero si seguimos sin electricidad cuando llegue el invierno oscuro y frío, va a ser muy difícil mantenerlo." La mañana en que The Independent realizó la visita, el suministro de agua de la red seguía funcionando, pero "No sabemos por cuánto tiempo", dijo.
Ms Cavos señala que la supervivencia de la biblioteca de Las Palomas pende de un hilo y añade que los drásticos recortes gubernamentales de los presupuestos para gastos de bibliotecas públicas motivados por la recesión han obligado a muchas de ellas a recortarlos en un 60 por ciento o más, mientras que la resistencia profundamente arraigada en España a la lectura por placer está finalmente desapareciendo. En 2003, España fue uno de los tres países de la UE (junto con Portugal y Grecia) con el promedio más bajo de lectores habituales: sólo el 47 por ciento (frente al 70 por ciento en los países escandinavos y el Reino Unido) dijo leer al menos un libro al año. Ahora, sin embargo, esa cifra se ha elevado hasta casi el 60 por ciento.
Sin embargo, mientras que las bibliotecas se encuentran cada vez más expuestas a los recortes de gastos, como parte de los esfuerzos del país en su guerra para resolver la crisis financiera, el deseo de utilizar estas instituciones entre los españoles afectados por la recesión está en auge. En Andalucía, donde se encuentra Granada, se ha producido un aumento del 50,6 por ciento en los préstamos bibliotecarios desde que los problemas económicos de España se iniciaron en 2008. En algunos casos extremos, como en las bibliotecas de Sevilla, han aumentado un 150 por ciento.
"Sobre todo hay más hombres", dice Roberta Megías, bibliotecaria que trabaja en un pueblo cerca de Granada: La Zubia. "Mientras que antes teníamos principalmente amas de casa que venían a por novelas, ahora hay mucho más paro y todo el mundo en casa demanda préstamo bibliotecario." Ella y otros bibliotecarios también dicen que la recesión ha supuesto un gran aumento de la presencia de personas sin hogar en las bibliotecas, "muchos para leer, otros para conseguir lavarse y asearse".
Su biblioteca, sin embargo, se enfrenta a recortes dramáticos, con el personal reducido a ella misma a partir de enero. En cuanto a la de Las Palomas, fue cerrada por el Ayuntamiento de Granada sin advertencia previa en agosto de 2011, con el argumento de que una nueva biblioteca había sido construida en el extremo del barrio Zaidín. "Desde entonces", dice la Sra. Calvo, "se ha culpado del cierre a los recortes."
Quienes apoyan la de Las Palomas, señalan que de acuerdo a las leyes autonómicas, con 44.000 habitantes Zaidín debería tener dos bibliotecas, y no tiene ni siquiera una. También dicen que la nueva biblioteca, a más de una milla de distancia, está demasiado lejos del centro del distrito, es demasiado académica para la edad avanzada de sus clientes y no responde a las necesidades de una de las zonas más pobres de Granada, donde durante décadas las familias han vivido hacinados en un laberinto de pisos y casas en estrechas callejuelas.
"Esta biblioteca es pequeña y no puede hacer frente a todo el distrito, que es inmenso", dice la voluntaria de Las Palomas Encarnación González Martín, "y apoyo la apertura de la otra, pero a condición de que no se cierre ésta."
Tampoco el cierre de Las Palomas fue “diplomáticamente manejado”. "Esa chica de ahí, Marta," - una niña de seis o siete años de edad, que hace su tarea en una de las mesas bajas para niños, "estaba rellenando el formulario para su primera tarjeta de la biblioteca, cuando se produjo una llamada de teléfono que obligó a los empleados a cerrar las puertas y pedir a todo el mundo que se fuera", dice la Sra. González Martín. Una sentada de protesta diez semanas más tarde a las puertas de Las Palomas para tratar de asegurar que los libros y los estantes se quedaran, concluyó con la policía levantando uno a uno a cada manifestante, muchos de ellos jubilados que gritaban consignas a favor de la democracia. Pero los libros fueron llevados en un camión de la mudanza a la nueva biblioteca.
El grupo de apoyo de la biblioteca reabrió Las Palomas por sus propios medios en diciembre pasado - "dimos una vuelta por allí y nos encontramos que la puerta estaba abierta", dice la Sra. Calvo con una gran sonrisa. La improvisación y la buena voluntad han sustituido a los fondos públicos: con 8.000 libros donados por las familias locales, los estantes, las plantas en macetas y algunos muebles de las escuelas cercanas.
Disponen de electricidad de emergencia, pero en forma de un cable a través de la ventana que cruza una carretera hasta el centro de suministro local: algo no muy fiable.
A pesar de ello, Las Palomas, una vez más está recuperando su papel central en la comunidad de Zaidín, en medio de la recesión y con un 30 por ciento de desempleo en Andalucía.
"Hay niños de familias que vienen aquí porque en casa nunca tendrían la oportunidad de leer libros al no tener los recursos económicos o culturales necesarios. Tal vez son un poco más reticentes al principio, pero se hacen conscientes de su situación y terminan llevándose los libros a casa ", dice la Sra. Calvo.
Con una estimación del 40 por ciento de los escolares españoles sin acceso a Internet, ese mismo porcentaje es el que acude a los ordenadores de la biblioteca (o acudía cuando había electricidad). "Los pisos de la gente aquí suelen ser muy pequeños, por lo que la biblioteca actúa como una sala de estudio para los niños", dice la Sra. González Martín.
Dejando aparte las bibliotecas, El aumento constante de los hábitos de lectura en España ha tenido un efecto desigual en las librerías: si bien se ha producido un descenso lineal del 40 por ciento en las ventas desde el año 2008, la todavía reciente feria del libro de Madrid registró un inesperado 9,8 por ciento de aumento en las ventas. Y a medida que la demanda de libros aumenta y disminuyen los fondos públicos, también las bibliotecas con "financiación mixta" están comenzando a aparecer con mayor frecuencia.
En la gigantesca ciudad dormitorio de Guadalajara, los vecinos están financiando el presupuesto para libros de la biblioteca (que se había reducido de 150.000 € a cero en 2012) y en Barcelona, en la biblioteca Josep Pons, los voluntarios gestionan el día a día de la misma.
En la aldea de Yaiza en las Islas Canarias, un debate en el foro de Internet donde los propietarios discutieron sobre qué era lo que más se echaba de menos en el pueblo concluyó, después de 18 meses, con ellos mismos organizando una biblioteca con 4.500 libros en sus estantes.
En cuanto a los voluntarios de la biblioteca de Las Palomas, su meta es, según dicen, que la institución se convierte en parte de la vida cotidiana de la gente común otra vez. La Sra. Calvo cuenta la historia de una chica que se sentaba día tras día en un banco fuera de la biblioteca con un ordenador portátil para conectarse a la red de acceso a internet gratuito (dado que su familia no podía permitírselo en casa).
"Yo no dejaba de preguntarme por qué no quería entrar, hasta que finalmente después de muchos meses, ella lo hizo y tomó un libro prestado. Para mí, después de tantos meses, eso hizo que todo valiera la pena".
"Estamos en un momento crítico", dice Celia Calvo, una de entre la docena de voluntarios para quienes las múltiples tareas en la biblioteca en que emplean su tiempo libre, (como archivar miles de libros donados, la organización de actividades culturales, la reclamación de los préstamos de libros y el registro de las devoluciones), se ha convertido en casi automática.
"El clima es cálido y ahora las tardes de verano son largas, pero si seguimos sin electricidad cuando llegue el invierno oscuro y frío, va a ser muy difícil mantenerlo." La mañana en que The Independent realizó la visita, el suministro de agua de la red seguía funcionando, pero "No sabemos por cuánto tiempo", dijo.
Ms Cavos señala que la supervivencia de la biblioteca de Las Palomas pende de un hilo y añade que los drásticos recortes gubernamentales de los presupuestos para gastos de bibliotecas públicas motivados por la recesión han obligado a muchas de ellas a recortarlos en un 60 por ciento o más, mientras que la resistencia profundamente arraigada en España a la lectura por placer está finalmente desapareciendo. En 2003, España fue uno de los tres países de la UE (junto con Portugal y Grecia) con el promedio más bajo de lectores habituales: sólo el 47 por ciento (frente al 70 por ciento en los países escandinavos y el Reino Unido) dijo leer al menos un libro al año. Ahora, sin embargo, esa cifra se ha elevado hasta casi el 60 por ciento.
Sin embargo, mientras que las bibliotecas se encuentran cada vez más expuestas a los recortes de gastos, como parte de los esfuerzos del país en su guerra para resolver la crisis financiera, el deseo de utilizar estas instituciones entre los españoles afectados por la recesión está en auge. En Andalucía, donde se encuentra Granada, se ha producido un aumento del 50,6 por ciento en los préstamos bibliotecarios desde que los problemas económicos de España se iniciaron en 2008. En algunos casos extremos, como en las bibliotecas de Sevilla, han aumentado un 150 por ciento.
"Sobre todo hay más hombres", dice Roberta Megías, bibliotecaria que trabaja en un pueblo cerca de Granada: La Zubia. "Mientras que antes teníamos principalmente amas de casa que venían a por novelas, ahora hay mucho más paro y todo el mundo en casa demanda préstamo bibliotecario." Ella y otros bibliotecarios también dicen que la recesión ha supuesto un gran aumento de la presencia de personas sin hogar en las bibliotecas, "muchos para leer, otros para conseguir lavarse y asearse".
Su biblioteca, sin embargo, se enfrenta a recortes dramáticos, con el personal reducido a ella misma a partir de enero. En cuanto a la de Las Palomas, fue cerrada por el Ayuntamiento de Granada sin advertencia previa en agosto de 2011, con el argumento de que una nueva biblioteca había sido construida en el extremo del barrio Zaidín. "Desde entonces", dice la Sra. Calvo, "se ha culpado del cierre a los recortes."
Quienes apoyan la de Las Palomas, señalan que de acuerdo a las leyes autonómicas, con 44.000 habitantes Zaidín debería tener dos bibliotecas, y no tiene ni siquiera una. También dicen que la nueva biblioteca, a más de una milla de distancia, está demasiado lejos del centro del distrito, es demasiado académica para la edad avanzada de sus clientes y no responde a las necesidades de una de las zonas más pobres de Granada, donde durante décadas las familias han vivido hacinados en un laberinto de pisos y casas en estrechas callejuelas.
"Esta biblioteca es pequeña y no puede hacer frente a todo el distrito, que es inmenso", dice la voluntaria de Las Palomas Encarnación González Martín, "y apoyo la apertura de la otra, pero a condición de que no se cierre ésta."
Tampoco el cierre de Las Palomas fue “diplomáticamente manejado”. "Esa chica de ahí, Marta," - una niña de seis o siete años de edad, que hace su tarea en una de las mesas bajas para niños, "estaba rellenando el formulario para su primera tarjeta de la biblioteca, cuando se produjo una llamada de teléfono que obligó a los empleados a cerrar las puertas y pedir a todo el mundo que se fuera", dice la Sra. González Martín. Una sentada de protesta diez semanas más tarde a las puertas de Las Palomas para tratar de asegurar que los libros y los estantes se quedaran, concluyó con la policía levantando uno a uno a cada manifestante, muchos de ellos jubilados que gritaban consignas a favor de la democracia. Pero los libros fueron llevados en un camión de la mudanza a la nueva biblioteca.
El grupo de apoyo de la biblioteca reabrió Las Palomas por sus propios medios en diciembre pasado - "dimos una vuelta por allí y nos encontramos que la puerta estaba abierta", dice la Sra. Calvo con una gran sonrisa. La improvisación y la buena voluntad han sustituido a los fondos públicos: con 8.000 libros donados por las familias locales, los estantes, las plantas en macetas y algunos muebles de las escuelas cercanas.
Disponen de electricidad de emergencia, pero en forma de un cable a través de la ventana que cruza una carretera hasta el centro de suministro local: algo no muy fiable.
A pesar de ello, Las Palomas, una vez más está recuperando su papel central en la comunidad de Zaidín, en medio de la recesión y con un 30 por ciento de desempleo en Andalucía.
"Hay niños de familias que vienen aquí porque en casa nunca tendrían la oportunidad de leer libros al no tener los recursos económicos o culturales necesarios. Tal vez son un poco más reticentes al principio, pero se hacen conscientes de su situación y terminan llevándose los libros a casa ", dice la Sra. Calvo.
Con una estimación del 40 por ciento de los escolares españoles sin acceso a Internet, ese mismo porcentaje es el que acude a los ordenadores de la biblioteca (o acudía cuando había electricidad). "Los pisos de la gente aquí suelen ser muy pequeños, por lo que la biblioteca actúa como una sala de estudio para los niños", dice la Sra. González Martín.
Dejando aparte las bibliotecas, El aumento constante de los hábitos de lectura en España ha tenido un efecto desigual en las librerías: si bien se ha producido un descenso lineal del 40 por ciento en las ventas desde el año 2008, la todavía reciente feria del libro de Madrid registró un inesperado 9,8 por ciento de aumento en las ventas. Y a medida que la demanda de libros aumenta y disminuyen los fondos públicos, también las bibliotecas con "financiación mixta" están comenzando a aparecer con mayor frecuencia.
En la gigantesca ciudad dormitorio de Guadalajara, los vecinos están financiando el presupuesto para libros de la biblioteca (que se había reducido de 150.000 € a cero en 2012) y en Barcelona, en la biblioteca Josep Pons, los voluntarios gestionan el día a día de la misma.
En la aldea de Yaiza en las Islas Canarias, un debate en el foro de Internet donde los propietarios discutieron sobre qué era lo que más se echaba de menos en el pueblo concluyó, después de 18 meses, con ellos mismos organizando una biblioteca con 4.500 libros en sus estantes.
En cuanto a los voluntarios de la biblioteca de Las Palomas, su meta es, según dicen, que la institución se convierte en parte de la vida cotidiana de la gente común otra vez. La Sra. Calvo cuenta la historia de una chica que se sentaba día tras día en un banco fuera de la biblioteca con un ordenador portátil para conectarse a la red de acceso a internet gratuito (dado que su familia no podía permitírselo en casa).
"Yo no dejaba de preguntarme por qué no quería entrar, hasta que finalmente después de muchos meses, ella lo hizo y tomó un libro prestado. Para mí, después de tantos meses, eso hizo que todo valiera la pena".
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