Tiene mucha razón el sociólogo
Vinçent Navarro cuando afirma que el régimen anterior no fue franquista, como
suele recordársele, sino pura y llanamente fascista. Pero en lo que más acierta
es en destacar el hecho de que la izquierda haya caído en la trampa y haya aceptado
definirlo también como tal.
Nuestra actual monarquía
parlamentaria no es un régimen enteramente democrático. De hecho la democracia
es más una aspiración eterna que una realidad que se haya consumado ya en
ningún país del mundo. Pero pese a ello, hay que reconocer que el sistema
político actual de España tiene mucho de herencia franquista y por lo tanto deberíamos
decir que fascista.
¿Cómo se puede calificar aquella
famosa expresión del otrora todopoderoso vicepresidente socialista que decía
que quien se mueve no sale en la foto? ¿Qué ética de la izquierda representaba el
presidente del gobierno que aseguraba que gato blanco o gato negro daba igual
si cazaba ratones? Con esos mimbres se hizo el sistema político que ahora se
nos ha muerto en las manos aquejado de
una terrible podredumbre que nadie parecía vislumbrar en todo este tiempo.
Lo que se nos manifiesta ahora en
toda su crudeza es, precisamente, que no es lo mismo que el gato sea blanco o
que sea negro. No es lo mismo que el régimen anterior sea calificado de
franquista o que lo sea de fascista. Se trata en definitiva, de que hemos
perdido la guerra de las palabras y nuestra derrota nos ha hundido en un gran
fracaso histórico. Las palabras importan y mucho. Que se lo digan a los humillados.
Que se lo digan a las mujeres, que se han revuelto indignadas contra el
lenguaje machista que las ha tenido subyugadas. O a los inmigrantes, (sudacas,
moros y negros), que denuncian sin parar el lenguaje racista. Si insultar a los
santos de la Iglesia es una blasfemia, ¿qué será decir que los desahuciados han
agredido a los hijitos del diputado González Pons, olvidándose de que a los
hijos de los desahuciados les han puesto en la calle sin ningún miramiento? Qué
adjetivo le podemos poner a una persona que hace un uso tan canalla del
lenguaje. Creo que ya lo sé: fascista.
No hay comentarios:
Publicar un comentario