SÁBADO,
14 de SEPTIEMBRE.
El sábado. día catorce, volamos a
Berlín. Salimos a la una y diez minutos de Madrid y llegamos al aeropuerto de
Tegel antes de la hora prevista, las cuatro y diez. Tuvimos problemas para
averiguar cómo había que marcar desde allí los números de teléfono de la casa
que habíamos alquilado pues nos los habían dado con los prefijos
internacionales y la marcación no funcionaba. Finalmente lo averiguamos gracias
a una amable azafata de información y hablamos con Frau Kämerer para anunciarle
nuestra llegada. Tomamos un taxi hasta nuestro apartamento en el barrio de
Friedenau, cerca de Stegliz, al suroeste del centro de Berlín y dedicamos el
resto de la tarde a instalarnos, hacer acopio de viandas y, en definitiva, a
organizar un poco las cosas.
DOMINGO,
15 de SEPTIEMBRE.
El domingo nos levantamos temprano y
hacia las diez ya estábamos bajándonos del tren en la parada del S-bahn de la
Puerta de Brandeburgo (Brandenburger Tor). Paseamos por la Avenida bajo los
tilos (Unter den linden) hasta la Bebelplatz donde existe un memorial en el
punto exacto en el que los nazis quemaban libros el 10 de mayo de 1933, frente
a unas dependencias de la Universidad Humboldt. En el otro extremo de la plaza
vimos la Catedral católica de Santa Euduvigis (St. Hedwigs Kathedrale), que en
aquel momento celebraba una misa por lo que nos fuimos sin apenas asomarnos más
allá de la entrada. Continuamos camino y enseguida llegamos a la plaza de
Gendarmenmarkt, que aloja tres magníficas edificaciones: la catedral francesa,
la catedral alemana y en el medio el Konzerthaus. Este último es un magnífico
teatro del gran arquitecto del Berlin romántico, Schinkel, de quien tendríamos
ocasión de visitar varios de sus edificios. En el Konzerthaus tiene su sede la Konzerthausorchester
Berlin que ofrece sus
conciertos en este hermosísimo teatro. También entramos en una de las dos
catedrales gemelas, la Deutscher Dom, que está dedicada a exposiciones sobre el
gobierno federal y tiene en el interior de la torre una curiosa estructura de
hormigón que la sujeta desde que fue
reconstruida tras la destrucción que sufrió en la II Guerra Mundial. La plaza
está cerrada por hermosos edificios como el que dice ser la sede de la Academia
de las Ciencias de Berlín y Brandeburgo.
Por la calle de los Franceses, (Französiche
Straße), llegamos a la Isla de los Museos que atravesamos hasta llegar a la
iglesia de la Werderscher Straße, donde pensábamos visitar la exposición que
allí hay sobre Schinkel, el gran arquitecto del viejo Berlín, pero la inmensa
obra del Castillo de Berlín, que se está reconstruyendo ahora, nos impidió la
entrada (véase la foto superior). Pasamos junto al moderno edificio del Ministerio de Asuntos Exteriores
y el hermoso Ayuntamiento Rojo, (Rotes Rathaus), para terminar llegando a la
famosa Alexander Platz, donde pudimos ver de cerca la torre de la televisión,
orgullo del Berlín Oriental, y la iglesia de Santa María, (la más antigua de
Berlín), donde comprobamos que mucha gente de esta ciudad come de “la caridad
cristiana” y no todos ellos son extranjeros, algunos son alemanes jubilados del
Berlín Este a los que la pensión no les da para vivir.
Nosotros, por el contrario, comimos en
una agradable terraza un plato típico berlinés, los inevitables preparados con
carne de cerdo, salsa de cerveza, Sauerkraut (Chucrut), puré de patata y de
manzana.
Después fuimos a recorrer un tramo del
Karl Marx Alle, la gran avenida de la RDA en Berlín, con sus edificios a
imitación de los que se construyeron en el Moscú soviético y barrios de
viviendas para trabajadores, donde dominaban los carteles electorales de “Die
Linke” y el SPD por encima de la omnipresente Muti, (Angela Merkel). En el
metro había fotos antiguas de esta zona oriental.
Todavía por la tarde nos dio tiempo a ir en metro hasta la Bauer Straße y visitar los restos del muro de Berlín, el
lugar conmemorativo y las instalaciones que allí se han situado para rememorar
este triste episodio de la ciudad. Un kilómetro de paseo que incluyó la subida
a la torre del Centro de Interpretación del Muro desde donde se puede ver un
resto de éste con una torre de vigilancia incluida.
Terminamos la jornada en la cervecería Go Gärtchen,
muy cerca de nuestro apartamento.
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