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martes, 27 de abril de 2010

De velos y colegios


La verdad es que estos últimos días he andado muy atareado con un asunto de trabajo y no me he enterado muy bien de lo que ha pasado, pero esta mañana cuando venía al trabajo he escuchado algo en la radio que me ha llenado de alegría: ¡han prohibido el velo en los colegios!. Lo he oído un poco así de pasada, pero la noticia me parece tan importante que la voy a comentar.

Me parece una noticia extraordinaria. Ya estaba bien que esas pobres mujeres sufrieran el suplicio de llevar ese velo todos los días del año, hiciera frío o hiciera calor, con lo que son los veranos en este país. Pero lo más importante no es eso, lo más importante es que prohibiéndole el velo a las monjas acabamos con una tradición impropia que nos retrotraía culturalmente a épocas medievales, épocas en las que la cultura estaba mediatizada por la religión, a unas culturas teocráticas que hace siglos que fueron superadas por el Humanismo y la Ilustración. Prohibir el velo en los colegios es abandonar cinco siglos de retraso cultural y es sobre todo una afirmación de nuestra madurez, es como decir que los espacios para la enseñanza no pueden estar contaminados con nada que no sea el estudio y la sabiduría. Me imagino que después de eso quitarán los crucifijos en los colegios, especialmente en esos colegios religiosos que pagamos entre todos, los colegios concertados. No es que las manifestaciones religiosas sean malas, eso es cosa de las íntimas creencias de cada uno, el problema es que no pintaban nada en los colegios. Es como si encima de la mesa del profesor pusiéramos una bandera enorme del Atleti, del Real Madrid o el escudo del Barça.

No es de extrañar que en tan venturosa decisión hayan intervenido políticos de ideología liberal, (he oído hablar a Esperanza Aguirre), ya que ahí se ve dónde están los buenos liberales y no esos socialistas que son unos autócratas que quieren prohibir hasta correr en las autopistas. La cosa no se queda ahí, tan buena noticia ha de traer otras tan buenas como ésta. Por ejemplo, es de suponer que los seguidores de otras religiones, y estoy pensando en las mujeres que siguen la religión musulmana entre otras, ante el ejemplo dado por nuestras religiosas, harán lo propio y abandonarán esa costumbre no menos medieval y trasnochada de acudir a clase con el velo, cosa que se puso de moda este tiempo atrás y arrasó entre las mujeres musulmanas que reivindicaban su cultura de esta forma tan anticuada, lo cual era un problema porque no podíamos prohibírselo sin inmiscuirnos de forma autoritaria y eurocentrista en sus creencias.

Así les haremos saber que los centros de enseñanza son espacios para el conocimiento y no para las creencias. Ya verás.

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